Confío en ti, aunque sea algo que parezca no estar de moda.
Confío en ti a pesar del largo camino que queda por delante; un camino largo, muy largo, largo y feliz, como tú, como yo cuando estoy contigo y me siento tranquila, serena, agarrada a tu espalda, como si en el mundo no existieran tristezas ni dolores, como si en la faz de la tierra solo estuvieran las cosas buenas por venir, tú y yo.
Lucía el sol una mañana de verano cuando te conocí, hace ya algunas primaveras, y desde entonces no he dejado de conocerte, de enamorarme, de quererte, y aunque a veces me enfado, aunque tenga este carácter tan… ¿puntilloso? sabes que estoy aquí, como ese cielo, como esa tierra, como el agua que fluye limpia desde las alturas de las montañas de Lario, donde los valles son casi tan inmensos como la complicidad que une nuestras miradas, donde el azul del cielo se refleja en el río de la Puerta que adorna la intensidad de tu mirada…
Tu mirada y mi confianza, y ese pequeño que recorre con sus pies curiosos la maravilla del valle de Hornedo, cuando las travesuras del verano recorren todas las estaciones del año,
Y yo, contemplando la maravilla del cielo y las montañas, subida a esa moto que tanto te gusta, observando la quietud de un amor que cada día se hace más grande, sintiendo la pureza eterna de nuestro amor hecho paisaje, me quedo dormida al abrigo de la confianza y… Soy feliz.
Feliz, sonriente… como esa provincia escondida en las profundidades del mágico León…