Archive for En los Picos de Europa

Sueños de colores

Mi mágico León: el sol acaricia la silueta de las montañas. Prioro. Montaña leonesa. León.

Cajón abierto

Si pudiera conservar en el cajón de los buenos momentos, los paisajes y las flores, lo haría, pero prefiero dejarlos libres para que puedan volar, si así lo quieren, y olvidar que, de alguna manera, están anclados a tierra; de alguna manera solo, porque no todo lo que se ve es lo que es, y mucho menos lo que no se ve, se convierte por eso en menos real…

Antes de cerrar los ojos ya estoy sonriendo, aunque fuera hace frío, y a ratos viento, pero sale el sol y luego se esconde, y aparecen las estrellas disfrazando los sueños de realidades… ¿será que son la semilla que engendra el mañana?

Antes de cerrar los ojos ya estoy sonriendo, porque sigo siendo la misma loca, como dice la canción, pero esta vez, que entre sus sueños se perdía…

Respiro profundo y…. mmm… huele a ternura y cosas bonitas, a montañas impregnadas de aire limpio, a secretos entre risas, a libertad y juventud… la que se queda en el alma, la que no se pasa con los años… sabes de qué hablo, ¿verdad?

Y soy feliz… como Prioro entre montañas, o Taradell en una Plana… como aquel que no tiene miedo a los retos o huracanes, porque entre el respeto y la picardía, juega a alcanzar imposibles, y a ratos, los torna posibles… quién sabe, ¿será cosa de valientes?

Yo creo que sí…

El mar y la belleza profunda de sus aguas frías y vivas… y ese sol entre montañas, al oeste, lejos del agua que lo vio nacer allá por el Mediterráneo, acariciando dulcemente las siluetas de aquellos picos, de aquellos montes, de aquella magia hecha paisaje, añoranza, fuerza y coraje, en la mirada, en el corazón del que cree que todo es posible…

Hasta los imposibles.

Antes de cerrar los ojos ya estoy sonriendo, y luego los cierro, y sigo sonriendo.

Porque las penas, con una sonrisa, son menos penas, y las lágrimas son más bellas si van acompañadas de risas.

Te deseo un mundo lleno de cosas bonitas, como tus paisajes, León, un mundo lleno de diversidades y tolerancias, un mundo… ¡tan intenso como el color del infinito dibujado en las miradas!

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Recuerdos y montañas

Mi mágico León: silueta de los Picos de Europa. Territorio de León. Montañas de León. Turismo rural.

Siluetas eternas

Montañas y más montañas, y la cordillera impresionante de los Picos de Europa… 

Recuerdos y más recuerdos, y la sonrisa apareciendo entre los labios…

Recuerdo… recuerdo cuando las estrellas caían por San Lorenzo, como lo hacen esta noche, y no eran estrellas, eran pedacitos de cometa atravesando la atmósfera, jugando a cumplir sueños, merodeando entre sentimientos e ilusiones, entre miradas, algunas pícaras, otras intensamente inocentes y bellas, llenas de sinceridad.

No eran estrellas, ¿y acaso importa? Sí lo eran, como ese sentimiento de cariño que permanecía entrelazado en aquellas manos, que nunca fueron más, y sin embargo, sí lo fueron, como aquellas estrellas, huella de aquel cometa que se pasea por un universo sin fin, y, de vez en cuando, vuelve a aparecer en el mismo lugar, en el mismo momento, y las miradas no son las mismas, son parecidas.

Montañas y más montañas, y el Valle de Valdeón, Sajambre y sus tierras, jalonado el territorio de belleza humana, de hogares, de almas caminando sus caminos, contemplando las alturas, conviviendo con el aire fresco de la mañana y esas estrellas que todas las noches están un poco menos lejos, un poco más cerca.

El Mirador del Tombo y la Garganta del Cares, y el sol reflejado en sus aguas cristalinas, y los destellos del pasado haciéndose presente en el hoy, como, si de alguna manera, los años no hubieran pasado, como si el agua fuera el mismo agua, y el cielo el mismo cielo, como si el río no se hubiera movido de su sitio, porque tal vez no lo hizo, solo se renovó, como tú, como yo.

Silencio, y el cantar de ese pájaro que se hace presente en la quietud de la paz hecha paisaje, y vuelvo a recordar la sonrisa de aquel hombre y la tranquilidad de aquella niña descubriendo la inmensidad de las montañas, y curvas y más curvas hasta descubrir un nuevo paisaje… un día cualquiera, de un verano cualquiera, cuánto amor heredado de cada momento…

Amores…  van pasando, van quedando, una parte de ellos siempre se queda, y un día comprendes que hay algunos que son para siempre, como las montañas, como sus alturas, como los Picos de Europa engalanando, como estandarte, la tierra de León.

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Desconocida

Mi mágico León: cervato en el valle de Valdeón, en Caldevila de Valdeón, al norte de la provincia de León.

Miradas inolvidables

Petroglifos, ciervos, impresionantes puestas de sol, firmamentos oscuros llenos de luces y sueños, delicias gastronómicas, paseos al caer la tarde, días llenos de tranquilidad y buenos momentos, pájaros cantando, siestas a la sombra mientras el sol reina en el exterior… Así es León.

Excursiones por los impresionantes Picos de Europa, por el Valle de Valdeón y encontrar un mundo de casitas sobre pilares, hórreos.

Escabullirse entre la espesa vegetación y descubrir un cervatillo, ¡qué emoción! Y seguir caminando para no olvidarse del manto verde cargado de inspiración que cubre, con su aliento primaveral, las laderas y los montes.

La llaman la bella desconocida, ¿por qué será? ¿Será porque es una de las provincias más bellas del mundo y muy pocos lo saben? ¿será porque la estaciones encandilan el paisaje y lo llenan de magia con sus colores?

Se me ocurren mil imágenes y sensaciones atravesando la piel, conquistando sueños, metiéndose en mi cabeza para merodear por ella de vez en cuando, en momentos en los que el aburrimiento y la incertidumbre quieren conquistar el buen humor y la tranquilidad, así es León.

León tiene montañas y valles, cumbres nevadas y ríos frescos y brillantes, León tiene el Teleno y la Maragatería, los Picos de Europa y el Valle de Valdeón

Y cuando menos lo esperes, caminando por cualquier rincón, descubrirás que, tiene miradas, que no se pueden olvidar.

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Mi mundo

Panorama sobre el Valle de Valdeón, enclavado en los Picos de Europa, al norte de la provincia de León.

Mi mundo

Mi mundo es algo que formamos tú y yo, y algunos más, y nuestras aventuras divertidas, soñadoras, alegres, fantasiosas,…

Mi mundo somos tú y yo, y otros amores, pero tú y yo.

Mi mundo es un lugar donde nuestras cosas son tuyas y mías, y no importa si otros las conocen, o las sospechan, porque al final somos nosotros, nosotras, quienes las sentimos, y vivimos.

Mi mundo es un lugar donde el tiempo no lo marca el reloj, lo marca el cariño y la confianza, donde los atardeceres son eternos, y los sueños, realidades; y hasta las cosas tristes, las soledades y las distancias tienen su parte bonita cuando descubro que no pueden con nosotros, con nosotras, porque como tú no hay nadie, y ni el tiempo ni el olvido pueden con un cariño que guardo en el cofre de mis tesoros.

Mi mundo está lleno de cosas bonitas, ¿no te lo había dicho? Sí, seguro que sí te había contado que recuerdo las veces que nos hemos reído juntos, juntas, los secretos que hemos compartido, y las conversaciones cargadas de tanta intensidad…

Esas conversaciones al otro lado del teléfono en las que tú escuchas mi voz y yo escucho la tuya, a veces como un susurro ahogado por las lágrimas, otras con la emoción ilusionada por cualquier suceso, otras tranquila en la felicidad de la vida cuando no pasa nada, y al final, muchas veces, planeando cuándo volveremos a vernos.

Cariño mío, tú sabes que formas parte de un mundo muy bonito, lleno de flores y nevadas, de estampas cargadas de ensueño, de anocheceres plagados de estrellas, de risas y ocurrencias varias.

Cariño mío, tú sabes que el amor y la amistad son dos caras de la misma moneda, que forman parte de la misma realidad, y si no lo sabes te lo recuerdo: has visto cosas preciosas, hemos vivido experiencias inolvidables y únicas, hemos compartido mucho más de lo que muchos imaginan, y todavía queda tanto por descubrir, por disfrutar, por fotografiar,…

No llores más, no lo hagas: PROHIBIDO.

A partir de ahora sonríe, una nueva etapa empieza hoy: el verano ya está aquí, el calor, la diversión, las fiestas, y las flores, porque aunque el verano llegó, la primavera nunca se va, ¿acaso lo dudas?

Visita el Valle de Valdeón y entenderás de qué te hablo.

IDEM…

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Bendita nieve

Mi mágico León: amanece en el Puerto de Panderruedas, al norte de la provincia de León, junto al Valle de Valdeón. León. Turismo rural y natural.

Un paraíso nevado

Hoy te voy a llevar conmigo.

Te voy a llevar a un lugar lleno de paz, no sólo de tranquilidad y silencio, está lleno de algo más, está lleno de Paz…

Te voy a llevar a un lugar lleno de lugares, ¿me acompañas?

Puede que me conozcas, o tal vez no, pero… ¡vamos! ¡déjate llevar!, olvida todo el ruido que puebla tu mente en este momento y acompáñame, ¿dónde vamos? A un lugar donde la absoluta realidad te gritará, envuelta en silencio, que hay más cosas bonitas que feas, que hay más amor que desamor, y más silencio que ruido, y más…

¡Vamos!

Estoy escuchando una canción tranquila, mirando una fotografía callada, y sólo pienso en llevarte hasta allí, donde el sol ilumina, con su brillante suavidad, las cumbres nevadas que la naturaleza esculpe con su respeto por la vida.

Estoy escuchando una dulce melodía y tan sólo quisiera echarte una chaqueta por encima, arrancarte un ratito de tu cotidianidad y compartir contigo aquello que me hace sonreír, que me trae recuerdos maravillosos, que pone el mundo a los pies y te hace sentir el calor que llevas dentro, en contraste con el frío que hay fuera, y ese montón de nieve…

Ese montón de nieve son los pensamientos, los deseos llenos de ilusión de quienes esperan tocar alguna vez la nieve que sólo ven en las películas, o en los cuentos de Navidad, en las pinturas y dibujos,… y sin embargo, en el Puerto de Panderruedas, los copos de nieve ruedan desde las alturas del cielo y se reparten en las cimas, en las laderas, en los recovecos, sobre los árboles, sobre… la Tierra… sobre los hórreos que, no muy lejos de él, habitan el Valle de Valdeón.

Esquiar o pasear entre la nieve, y si se te antoja… ¡tirarte sobre ella! y reír, reírse mucho, dejar que la locura salga al exterior en forma de carcajada y sentirse llena de esa blancura que borra los nubarrones que a veces amenazan lluvia.

Pero, ¿sabes qué? No temas, porque esos nubarrones sólo traen más nieve, y más sol… ¡bendito sol! ¡bendita luz! ¡benditas montañas!

Qué haya Paz…

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La bella desconocida

Mi mágico León: detalle del Palacio de los Quiñones en Riolago de Babia. León.

Desvelando misterios desde una rendija

Nada, no hay nada…  

Recorres los caminos que marcan la tierra y no ves más que campos, arroyos, montañas, ríos, valles… y no hay nada…  

No hay nada, algún animal quizá, puede que encuentres corzos, jabalíes, zorros, lobos, y, hasta, si me apuras, puede que tengas la suerte de encontrar un oso… pero no hay nada…  

¿Y qué es la nada? Es la ignorancia de no saber qué hay, y si no lo ves, entonces… ¿no hay nada?  

Las cosas más importantes no se perciben a primera vista, no se conocen con una sola mirada, y por eso, cuando conoces a alguien, descubres sus secretos, escuchas su voz, recuerdas sus palabras…  cuando eso sucede, te das cuenta que un sentimiento de cariño ha nacido en ti.  

Cántabros, vadinienses, orníacos y romanos,…  

Condes, señores, siervos, campesinos, pastores, herreros, agricultores, ganaderos,..  

Guerras, paces, acuerdos… y me pregunto cuándo y dónde… ¿dónde están?  

Los nombres esconden secretos: Cea Fontis, o si prefieres, Cifuentes, ¿qué significa? Agua… Cea es la partícula prerromana, Fontis el genitivo latino que define el lugar del agua; Palacios de la Valduerna, o tal vez Castillo del Valle del Ornia, donde se asentaron los orníacos y se construyó el gran palacio de los Bazán, más allá de lo que los más ancianos del lugar, son capaces de recordar…  

Los nombres esconden misterios, a veces ininteligibles, desde el vocabulario que manejamos, y se nos escapan Carande, Besande, Salio… y ni siquiera sospechamos que su nombre es de origen celta… que su toponimia remonta su nacimiento a la remota Vadinia…  

Vadinia, Lancia, calzada romana, castros, hórreos, pallozas, castillos, monasterios, ermitas, iglesias, Camino de Santiago, ruinas… todo tiene un porqué, todo tiene su razón, y si lo descubres, si miras con curiosidad por la rendija del presente, entenderás que te vas enamorando…  

Si observas el paisaje e intentas mirar con los ojos que ven algo, entenderás porqué esta tierra es tan serena y tan callada, porqué es tan misteriosa que esconde sus tesoros…  

Entenderás porqué la tierra leonesa, es la bella desconocida.

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Mar… ¿o montaña?

Mi mágico León: Hayedo entre el Puerto de Panderrueda y el Valle de Valdeón. En la provincia de León. Turismo.

En las profundidades de la superficie

El mar… ¡qué misterioso es el mar!

El mar y el vaivén de las olas balanceando los sueños al son de las mareas, los hermosos atardeceres cubriendo de dorado las aguas que durante el día fueron azules, los peces recorriendo la humedad sin cesar…

Y si fuera una sirena o un tritón, descubriría las profundidades, encontraría peligros inesperados, y tal vez, entendería que prefiero ser humana y disfrutar del hermoso planeta en el que habito.

El Planeta Tierra, curioso nombre ¿verdad? curioso cuando en su mayoría está cubierto por agua, pero Planeta Tierra.

El mar, las aguas, la tierra… ¡y las montañas, los valles, las llanuras y los bosques!

El mar y la tierra, esta bendita tierra llena de bosques, de ríos, de lagos y lagunas, llena de campos interminables que, el sol pinta a su antojo, todas las tardes de todos los veranos… siempre…

Caminar por la vida, dejarse guiar por la intuición, sin temor a perderse, y encontrar lo que el corazón anhela… encontrar el verde de la esperanza brotar del corazón de la tierra y dar vida a los árboles y arbustos que alimentan nuestros pulmones…

Caminar por la vida, respirar profundamente y sentirse libre cuando, casi por arte de magia, te encuentras envuelto en el hechizo más placentero, el que transforma las preocupaciones y los miedos en partículas de polvo que el viento se lleva con un solo soplo…

Encontrar entre los árboles un camino, recorrerlo, escuchar sonidos indescriptibles, descubrir al sol jugando al escondite, entre las ramas de los árboles, y sentirse vivo…

¿Mar  o montaña? ¿noche o día? ¿sol o luna?

¡Todo! Porque la naturaleza está llena de magia, déjate seducir por ella, desnuda tu alma en sus manos, y cuando hayas sentido toda su plenitud, descubrirás, una vez más, que formas parte de ella, que forma parte de ti mismo.

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Un milenio entre montañas

Mi mágico León: en el Puerto del Pontón, en los Picos de Europa, en la provincia de León está Oseja de Sajambre. León. Turismo.

Más de mil años entre montañas

Entre el cielo y las montañas, en contacto directo con una naturaleza pacífica y tranquila, se encuentra un pueblo tan de montaña leonesa, que se respira autenticidad en cada uno de sus rincones.  

Más allá de la belleza de CarandeRiaño, siguiendo camino hacia las alturas impresionantes de la Cordillera Cantábrica, vas sumergiéndote lentamente en el discurrir del paisaje y las montañas desnudas se muestran como siempre han sido: imponentes, fuertes y reales, aunque a veces parezcan ser un espejismo y formar parte de sueños que nunca imaginaste tan cerca…  

En el Puerto del Pontón, impregnado con la majestuosidad sencilla de los maravillosos Picos de Europa, hay un pequeño pueblo lleno de encanto, en el que las prisas y las presiones no existen, tan sólo los sonidos de un entorno plácido y sereno que se combina a la perfección con el deseo del visitante…  

Cae la noche, y con aquel cielo cargado de brillos diminutos que llenan de magia la infinidad del firmamento, parecen oírse sonidos celtas que vienen de no se sabe dónde, y sin saber muy bien porqué pareces intuir que algo de aquel pueblo bravo debió morar por aquellos lares…  

Cae la noche, y con ella, escuchando los espíritus de la naturaleza dar rienda suelta a sus cánticos nocturnos, dejas volar la mente y te encuentras recordando lo que algún día aprendiste…  

En la maravilla de los Picos de Europa, está Oseja de Sajambre, y allá por el 999 aparece su nombre escrito cuando los condes leoneses de Flainez entregaron la iglesia de Santa María de Oseja y sus propiedades al importante Monasterio de Sahagún.  

Más de mil años… más de mil años entre montañas, entre nieves de inviernos blancos y verdores de veranos soleados, más de mil años de gentes habitando sus casas y visitantes caminando sus calles, más de mil años y Oseja de Sajambre sigue ahí, como si nada, viviendo con valentía su montaña leonesa.

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Acariciando con alegría

Mi mágico León: en el corazón de los Picos de Europa, en Caín, en el Valle de Valdeón, está el río Cares. León. Turismo.

El duendecillo mojado

  

Las montañas, las espléndidas montañas y los valles… ¡y qué valles! valles y montañas llenos de vida, de  paraísos silvestres que parecen haber desaparecido en el mundo moderno, y que todavía conservan su encanto y magnetismo natural, huidizos de la modernidad, en lo remoto de la Tierra.  

Montañas y valles, belleza envuelta en colores, y animales salpicando su paisaje con la impronta de su imagen, y el ruido silencioso de una naturaleza reina que seduce al visitante con el erotismo de sus caricias, a veces suaves, a veces toscas, siempre alegres.  

Montañas, valles, y ríos… ríos que alimentan con su vitalidad, la ilusión de los que todavía creen que la Paz es posible en un mundo de guerras constantes; ríos que se escurren desde las alturas que los vieron nacer y se precipitan montaña abajo en busca de más paisajes, más animales, más vida, más mundo…  

Montañas, valles y ríos, y entre aquella multitud mojada, uno se destaca en fama y picardía…  

En el corazón de los Picos de Europa, con esa sutilidad alegre y pícara que enamora hasta a los más reticentes, hay un duendecillo que hace de las suyas, y convertido en río, se escurre entre las estrecheces a los pies de las montañas y discurre rápidamente, como si de una carrera se tratase, jugando a ser un mago que hechiza, con su ruidosa magia, los desniveles y rincones plagados de cantos, que hacen de sus meandros, espejos en los que el astro rey se refleja y deslumbra a quienes curiosean sus andanzas.  

En el corazón de los Picos de Europa, galopando desde el escondido Caín, fantasioso, juguetón, libre y alegre, el río Cares sorprende desde su alegre seducción, disfrutando, entre sonrisa y sonrisa, de las mil caricias que reparte en el Valle de Valdeón.

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El salvaje oeste

Un rebeco en las montañas de León

Un llanero solitario del salvaje oeste

¿Quién no ha oído hablar de aquellas historias que cuentan nuestros abuelos? ¿quién no sabe de lobos que han atacado rebaños enteros?, ¿o de la caza del corzo y el jabalí?, ¿quién?

Quien más quien menos, todos hemos oído historias que cuentan cómo se oye a los lobos aullar cerca de las casas, cuando el ganado se pone nervioso y hasta las gallinas se alborotan.

Quien más quien menos, ha visto cabras montesas perdidas en las alturas, escalando las escarpadas como si pasearan por las llanuras de un prado.

Quien más quien menos ha visto halcones y águilas sobrevolando los paisajes vivos de la tierra; pero cuando pensamos en osos, corzos, urogallos, venados y nutrias, nos parece que son animales que pertenecen a tiempos pasados, cuando la vida salvaje seguía siendo eso: salvaje.

Todo parece haber cambiado, pero… hay un lugar… un sitio… bueno, hay un gran sitio lleno de rincones escondidos, plagado de vida salvaje y fuerte, tan fuerte como la magnitud de sus montañas y la viveza de sus ríos; tan ágil como los roedores que merodean sus campos y las cabras que ascienden a sus cumbres…

En el salvaje oeste, aquel que está coronado por los magníficos Picos de Europa, todavía se encuentran los supervivientes al holocausto de la modernidad.

Todavía, huidizos y simpáticos, uraños y saltarines, en los rincones de ese sitio, hay rebecos.

Rebecos como aquel que te mira desde lejos y acto seguido sigue sus andanzas por estos mundos tan auténticos.

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