El mar… ¡qué misterioso es el mar!
El mar y el vaivén de las olas balanceando los sueños al son de las mareas, los hermosos atardeceres cubriendo de dorado las aguas que durante el día fueron azules, los peces recorriendo la humedad sin cesar…
Y si fuera una sirena o un tritón, descubriría las profundidades, encontraría peligros inesperados, y tal vez, entendería que prefiero ser humana y disfrutar del hermoso planeta en el que habito.
El Planeta Tierra, curioso nombre ¿verdad? curioso cuando en su mayoría está cubierto por agua, pero Planeta Tierra.
El mar, las aguas, la tierra… ¡y las montañas, los valles, las llanuras y los bosques!
El mar y la tierra, esta bendita tierra llena de bosques, de ríos, de lagos y lagunas, llena de campos interminables que, el sol pinta a su antojo, todas las tardes de todos los veranos… siempre…
Caminar por la vida, dejarse guiar por la intuición, sin temor a perderse, y encontrar lo que el corazón anhela… encontrar el verde de la esperanza brotar del corazón de la tierra y dar vida a los árboles y arbustos que alimentan nuestros pulmones…
Caminar por la vida, respirar profundamente y sentirse libre cuando, casi por arte de magia, te encuentras envuelto en el hechizo más placentero, el que transforma las preocupaciones y los miedos en partículas de polvo que el viento se lleva con un solo soplo…
Encontrar entre los árboles un camino, recorrerlo, escuchar sonidos indescriptibles, descubrir al sol jugando al escondite, entre las ramas de los árboles, y sentirse vivo…
¿Mar o montaña? ¿noche o día? ¿sol o luna?
¡Todo! Porque la naturaleza está llena de magia, déjate seducir por ella, desnuda tu alma en sus manos, y cuando hayas sentido toda su plenitud, descubrirás, una vez más, que formas parte de ella, que forma parte de ti mismo.