Archive for diciembre, 2021

Prenda

La eterna magia del atardecer

Llevo días pensándote, escuchando tu voz suave y cariñosa al otro lado del teléfono, recordando tu cariño en forma de pequeños regalos, como ese anillo que adorna mi mano y que durante tanto tiempo ha acompañado mis andares por este mundo.

Llevo días sintiéndote, mi prenda, sabiendo que te voy a echar de menos siempre, y sin saber cómo escribirte, cómo trasladar tantas emociones a un trocito de papel que lees desde allí, porque siempre estás vigilante, preguntando por cada una de tus personas queridas, cuidando desde lejos, porque desde cerca no podías.

Se acerca Navidad y te tocó marchar, al encuentro del Niño Dios, que hoy vuelve a nacer en los corazones buenos, llenos de gracias, de mercedes que derramar sobre el mundo.

Te voy a echar de menos, como se extrañan las puestas de sol de verano, que bañan de colores el cielo y salpican de calidez los paisajes.

Te voy a echar de menos, preciosa, como se añoran los sueños no cumplidos y los recuerdos que no llegaron a fraguarse, porque siempre estabas en mis planes, y voy a echar de menos que lo sigas estando.

Te voy a llevar conmigo, ¿sabes? Como te llevo desde siempre, con tus palabras y caricias tatuadas en el alma, con las huellas de tus besos protectores en mis mejillas de niña, con los caprichos concedidos y esa sencillez maravillosa de la que haces gala.

Te voy a llevar conmigo como llevo a los amores de mi vida, grabados en el alma, en los más profundo de mi ser, en un lugar donde ni el tiempo ni el olvido pueden acceder, en un rincón donde solo tienen cabida las cosas bonitas, y sexys, muy sexys, pizpiretas, alegres, divertidas, placenteras…

Te voy a llevar conmigo de excursión, tita, ¿vienes? Yo sé que sí.

¡Ven! Que te voy a enseñar un mundo lleno de atardeceres eternos y amaneceres al canto de las golondrinas, de mañanas llenas de luz y corzos merodeando por la Cuesta, oyéndose desde el corral…

Te voy a llevar a mi lugar mágico, donde siempre estáis, donde el tiempo pasa suave, delicado, silencioso, respetando las siluetas de otros tiempos, donde las cosas siguen en el mismo lugar que se posaron, donde el cielo es azul intenso y la tierra verde brillante, donde el presente y el pasado se abrazan, donde las nubes son de algodón y las cerezas del color de la pasión.

Te voy a llevar a Cifuentes, tita, y cuando vuelva, volverás conmigo, porque allá donde vaya yo, también vienes tú: mágica, preciosa, eterna… como el amor, que cuando es sincero, no entiende de muertes ni olvidos, porque más allá del cuerpo, está el alma, y más allá del horizonte: Mi mágico León.

Mágica, preciosa, eterna… siempre tú.

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Me apetece

Mi mágico León: atardecer de primavera en Cifuentes de Rueda. León.
Quererte

Hoy me apetece, me apetece escribir.

Así, como en un arrebato, como en esas ganas de salir corriendo y saltar para tocar las estrellas, aunque estén tan lejos que parezcan inalcanzables, pero me apetece…

Me apetece escribir mientras las lágrimas escapan de los ojos y siento esa frialdad erizando las partículas de mi piel, y esa tristeza suave que se encarama a mi sonrisa medio dibujada.

Hoy me apetece escribir, como apetece un chocolate caliente en el abrazo del frío del verano desaparecido, como llega diciembre trayendo el invierno, como se desvanecen las ilusiones al compás de los segundos…

Me apetece escribir, como apetecen las miradas a media luz y las sonrisas cómplices, los paseos a media tarde y la tranquilidad de sentirse en casa.

Me apetece escribir al calor de la chimenea, con la lumbre crepitando y llenando el corazón de paz, mientras la nieve cae fuera y adorna el paisaje pero sin herir el alma, sin dañar las ilusiones, sin congelar las emociones.

Me apetece escribir, y recorrer tus caminos, mi mágico Cifuentes, mi rinconcito bello del mundo, el lugar donde anidan mis sueños, donde viven mis fantasías, donde todo es posible y hasta las estrellas se alcanzan con la punta de los dedos.

Me apetece escribirte y pasearte desde aquí, porque siempre eres mi refugio, mi rincón mágico habitado por flores, árboles y sueños, repleto de pasado, presente y futuro.

Hoy me apetece quererte.

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Al otro lado

Mi mágico León: atardece en Cifuentes de Rueda. León.
Travesuras mágicas

Escuchar una voz al otro lado del teléfono y sentir… sentir que hay cosas que no se ven, se sienten.

Acariciar una fotografía con la mirada y descubrir ese cariño enraizado en un amor atemporal y eterno, como las canciones que no pasan de moda, porque es el alma quien las canta…

Una mirada, un recuerdo, unas ganas de estrujarte enormes, de chincharte con mis cosas, con mis travesuras de niña pequeña por las que siempre sacas la cara, defendiendo lo indefendible… pero con tu escudo, no hay ataque que pueda alcanzarme.

Una mirada, un recuerdo, una isla… un rincón pequeño en el planeta y mi corazón en el aire, anhelando escuchar tus palabras diciendo mi nombre…

Más allá de la razón y el olvido, más allá de los relojes que marcan el paso del tiempo, allá, más allá, estás tú, mi hogar cariñoso, con la comida recién hecha y esas prisas por cuidarme que nunca se pasan.

Te echo de menos, ¿sabes? Con esa sensación extraña que inunda cada pedacito de mi ser, con ese sentimiento bonito que a ratos duele, porque tengo ganas de verte, y de achucharte, y de escucharte decir cualquier cosa, lo que sea, pero escuchar tu voz.

Te echo de menos y, cuando menos lo espero, aparecen señales en el aire, iluminando la oscuridad triste de tu niña pequeña, que se ha hecho grande, pero quiere seguir siendo tu niña.

Tu niña, quiero seguir siendo tu niña, esa niña divertida y traviesa que te llena de orgullo y paciencia, porque conmigo hay que ponerla a prueba, ¿verdad?

Quiero seguir siendo tu niña, e ir a la playa y cantarle a tu isla, cantarte a ti, para que escuches mi voz fundirse en el aire y traspasar las puertas a otras dimensiones…

Y así, a través de una rendija, sonriente y henchida de orgullo, estarás viendo a tu nieta, querida abuelita, porque cuando la magia inunda el paisaje, las fronteras se difuminan, y no importa si es León, Tenerife o la Gomera, solo importa la magia.

Magia… como la que inunda cada rincón del planeta cuando el astro rey dibuja sus atardeceres en tierras del mágico León.

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