Un campo lleno de flores, de colores, de tamaños y especies diferentes, aromas, tintes y tactos, diversos, distintos… pero flores.
Y son tan bellas y huelen tan bien… como las nubes cuando piensas en tus amores.
Hoy te dedico flores, querido amigo, querida amiga, flores de colores, como la amistad que nos une, flores que se abren y se cierran, que pintan el campo de arco iris sonrientes, y llenan el alma de recuerdos entrañables.
Esta tarde, y en muchos momentos, cierto, pero esta tarde pienso en ti, y en ti, y en ti también, y en aquellos que siento en lo más profundo de mi ser, donde nadie puede sentirlos salvo yo misma, y me siento especial y única cuando el resto del mundo desconoce cuánto amor guardo en mis entrañas, en los más bellos recuerdos, en aquellos que deposito en las páginas de la novela de mi vida, que algún día, quién sabe, igual tome forma en las hojas de algún libro…
Pienso en don Camafeo y en el viento que mece mis sueños, en esa luna brillante que ilumina la oscuridad de mis noches, y en aquellas estrellas que brillan cada anochecer.
Pienso en la Cruz del Sur y en las constelaciones que surcan el otro hemisferio, más allá del Atlántico, y en los alfajores y el dulce de leche; en el aroma a azahar y jazmín del Mediterráneo que acuna mis anhelos y en el atardecer de mis tardes de verano, querido cofre de mis secretos.
Pienso… y siento, que se puede ser padre y amigo, madre y amiga, hermano y hermana, amigo, amiga… se puede ser prima y amiga, primo y amigo, abuelo, abuela… y siempre se puede ser amigo, cuando las conversaciones fluyen como el sol discurre por el cielo a lo largo del día, sin hacer ruido…
Pienso que hay amigos que vienen y van, y sigo pensando, y… ¿sabes qué? ¡ellos se lo pierden! ¡Y lo sabes!
Mi querido y mágico León, en ti germina aquella amistad que da fruto y se renueva con una eternidad eterna…
Mi querido y mágico León, te llevo en cada grano de cada espiga, y en las miradas que no se han ido, te llevo en el futuro que está por venir, y en el presente que vivo sin ti… pero contigo, por supuesto, contigo.
Y en este universo, en el que solo estamos tú y yo, y el resto del mundo, pero tú y yo, las distancias desaparecen y pronto nos volveremos a ver.
¿Cuándo? No lo sé… pero pronto… ¿qué es una vida en una eternidad?
Volveré a cruzar el océano que nos separa, o la tierra que nos aleja, o tal vez las dos cosas, volveré a unir el norte con el sur y el este con el oeste, y allí, donde siempre estás, te encontraré.
¿Dónde?
En el paraíso Amistad.