Archive for abril, 2018

Sin ti

Mi mágico León: puesta de sol primaveral en Azadón. León. Turismo rural.

Nadie como tú

Cuántas veces habré oído la frase «No puedo vivir sin ti», ni lo sé.

Parece que así debería ser el amor: una necesidad imperiosa del otro para respirar, sentir, amar… para ser feliz.

Yo puedo vivir sin ti, León, pero no quiero, y si no quiero, no puedo, seguro.

Se me ocurren mil inviernos nevados y un sinfín de primaveras estallando de colores, despertando poco a poco al calor del verano que se acerca; y los animales revolviendo aquí y allá; las golondrinas y los vencejos dejándose ver por los pueblos, las cigüeñas coronando los campanarios, las abubillas, los jilgueros y demás compatriotas revoloteando entre las ramas, surcando los cielos, repasando los valles desde arriba, anunciando la algarabía de una sangre que sabe que ha llegado la primavera.

No quiero vivir sin ti, querido campo, con esos atardeceres eternos que pintan de colores tus extensiones; ni sin ti, esbelta montaña,  que llenas de majestuosidad un paisaje cubierto de sueños, de intrépidos montañeros que se proponen alcanzar tu cima, de chavalería haciendo de las suyas, como tiene que ser; de corzos y rebecos coronando tus alturas….

Me apetece disfrutarte, querida tierrina, y recorrer los caminos de labranza que pocos transitan, acariciar las orillas de tus ríos con el suave roce de mis pies, ver a los zapateros anunciar que el agua está limpia, escuchar el bramido de alguna vaca que anuncia su presencia, y pasear entre los chopos…

No quiero vivir sin ti, querida mía, ni sin el Esla y el Órbigo, el Curueño y el Bernesga, el Porma, el Omaña, el Sil, el Duerna o el Cea… y no sigo, porque tus rincones los surcan millares de gotitas refrescando las ilusiones, y las cosechas; y las xanas y los trasgos juegan entre las hierbas a esconderse de las miradas, pues solo los más inocentes, logran ver el brillo de su fantasía.

No quiero vivir sin Azadón, o sin Cifuentes, sin Prioro, Villacidayo, Ambasaguas, Sahagún o Herreros, no quiero vivir sin cada rincón de mi mágico León, ni dejar de descubrirte y enamorarme de tus preciosas puestas de sol, cuando, por un rato, te olvidas de las inquietudes que perturban el alma, y solo existimos la belleza, tú y yo.

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Primavera

Mi mágico León: paisaje de primavera en lares de Azadón. León. Turismo Rural.

Primavera feliz

Curiosa primavera, que sorprende con el mes de marzo, y callando, callando, se va colando por las rendijas del invierno, para dar lugar a atardeceres que hacen los días más largos, a flores llenando de colores los campos y los árboles, a pájaros impregnando de trinos los pueblos, campos y montes; para dar lugar a abejas cosechando el rico polen, a miradas descubriendo lo mono, lo majo, lo comprometido que es el amor, que cuando llega, embate como las olas de un temporal al caer en la playa, arrastrando la arena, creando un nuevo paisaje… ¿cómo resistirse al amor?

Primavera, me gusta la primavera, y descubrirla pintando de alegría las sorpresas, plagando de confianza las amistades, salpicando el aire de carcajadas, resbalando entre las sonrisas para adentrarse en las profundidades, y llegar hasta el corazón, anidando en sus entrañas, dando forma al hogar en el que ha decidido permanecer para siempre, y así, de esa manera, hacerse eterna.

Me gusta la primavera y su contraste de sensaciones, a caballo entre el invierno y el verano, con sus noches frías y sus días más cálidos, con la nieve sorprendiendo el mes de abril, y los calores de agosto dejándose ver en algunas horas entre la mañana y la tarde, todo a la vez, un día sí y otro también, así, así de loca es la primavera.

Y en esta estación tan poco cuerda, recuerdo que hay razones del corazón que la razón no entiende; que en la vida no todo son matemáticas; que si las cosas que valen la pena fueran fáciles, todo el mundo las haría,… y recuerdo que los sueños, si los bajas a la tierra se convierten en proyectos, y los proyectos en realidades; que aquí y ahora todo se maneja mejor, y que hay que tener un poco de todo en el armario, porque entre el bañador y la bufanda anda la cosa.

En esta estación tan poco cuerda, en noches como esta, miro al firmamento y vuelvo a descubrir que tú y yo vivimos bajo un mismo cielo, y que el mundo es un lugar bonito si lo miras con esos ojos.

En esta estación atarantada, Azadón despierta del sueño invernal y contempla, feliz, el paisaje desde su atalaya…

Feliz, como aquel que ama sabiéndose amado: muy feliz.

 

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Toda la vida

Mi mágico León: anochecer de primavera en Azadón. León. Turismo rural.

Ardiente dulzura suave

Te voy a querer toda la vida, y más allá, cuando las nubes y las montañas se fundan en un abrazo eterno, y haya nieve, y flores amaneciendo llenas de color, y paseos otoñales cubiertos de cobrizos, dorados y marrones adornando las sensaciones…

Te voy a querer siempre, así, de esta manera, tranquila, segura, convertida en una declaración de intenciones, en un propósito impregnado de sentimientos que se funden en tu mirada cruzándose con la mía, entendiendo, que llegamos para quedarnos, para acompañarnos, para reír y llorar juntos, para amarnos.

Te voy a querer siempre, como el sol a las montañas y los campos, como la nieve a los ríos, las cascadas y los arroyos, como las vacas a los prados y las golondrinas a la primavera y el verano, siempre.

Y te voy a querer porque eres parte de mí, porque sentirte en cada poro de la piel es tan sencillo como caminar entre tus árboles, descubrir nuevos senderos que muchos ya han olvidado, y chapotear en tus ríos aunque el agua esté helada.

Te voy a amar siempre porque la luna en tus lares se hace más grande, más brillante, más dama de la noche y el día, y el sol, el sol llena de magia los lugares pintando de candor los colores del paisaje…

Como ocurre en Azadón, cuando la primavera hace acto de presencia, y la noche llega callando, callando…

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