Al entrar en la provincia de León, atravesábamos Sahagún de Campos, el bello Sahagún, repleto de la historia que sus propios habitantes y los peregrinos que han recorrido sus calles, han ido labrando en cada una de sus piedras, dando forma a una belleza mudéjar digna de contemplar.
Era temprano cuando nos acercábamos a la ribera del río Esla. El paisaje iba cambiando paulatinamente y los colores verdosos tomaban protagonismo combinándose a la perfección con el amarillo de sus campos de cebada y trigo.
Pasamos junto a Mansilla de las Mulas, que cargado de historia de otros tiempos, deja contemplar su puente fluvial del siglo XII y la muralla del mismo siglo, que forma parte de un conjunto arquitectónico en el que la Puerta del Castillo, es testigo mudo de la existencia de un antiguo fuerte que el paso de los años y las guerras de tiempos inmersos en el medievo han dejado reducido a una pequeña parte de la gran fortificación que antaño fue. La Puerta del Castillo se encuentra al sureste y es la entrada del Camino de Santiago o Camino Francés, donde encontramos el monumento al peregrino y la calzada romana. En dicho castillo fue aprisionado don Pedro González, marido de doña Urraca. Se suman a su patrimonio diversas iglesias de especial relevancia arquitectónica.
Mientras recorríamos los kilómetros hacia nuestro destino cruzamos Quintana de Rueda con la esbelta torre coronando su iglesia del siglo XVI, que sustituyó a una iglesia anterior de los siglos XII y XIII. Dejamos atrás, por unos días este pueblo cargado de historia, atravesamos Villahibiera, que cuenta con la iglesia románica de San Tirso, digna de ser visitada, y nos desviamos a la izquierda para entrar en Gradefes atravesando el puente y dejando a mano derecha su conocido monasterio cisterciense.
Algo más de tres kilómetros más allá, al otro lado del río Esla, se encontraba nuestro destino.
Próxima parada: Cifuentes de Rueda.