Archive for Montaña Central Leonesa

Sabor a ti

Mi mágico León: atardece en Azadón. León. Mi más sincero cariño a Julen, a sus padres, a su gente, y a todas esas almas de buen corazón que viven en vilo desde el primer momento. Mi corazón está en aquel pozo de Totalán. Te llevo conmigo, pequeñín.

Esperanza dorada

Llegó el frío, con sus estampas nevadas y sus silencios pausados, con una quietud serena que apacigua los miedos y las incertidumbres, que acompaña el camino de las almas que transitan momentos complicados, difíciles de aceptar, difíciles de pasar.

Qué sabio es el tiempo, y cómo cuesta dejarlo transitar por la vida, porque a veces cada paso sabe a ese trago cargado de espinas que te rasga por dentro desde el primer instante.

Los atardeceres, y los anocheceres tienen sabor a ti, y las mañanas, las tardes y las noches… las estrellas dicen que estamos bajo el mismo cielo, y a veces, que nos miras desde allí arriba.

Cómo cuesta seguir respirando con ese peso atenazando el corazón, con el paso de los segundos y las horas, ahogando el alma, pensando en ti.

La vida tiene momentos para todo, y en su magia reside la fuerza para seguir adelante, para llevarte en el corazón y en el alma hasta siempre, porque nunca hay un final si el amor así lo siente.

Aunque haya tristeza, sigue adelante, aunque no puedas más, no dejes de luchar… a veces no es fácil, lo sé, a veces parece no tener sentido, y no tengo la respuesta, pero tengo lágrimas en los ojos y sentimientos a flor de piel, tengo la esperanza herida pero viva, siento el dolor en cada parte de mi ser y te acompaño con el cariño más sincero que poseo…

Ahora toca vivir la más triste de las emociones, ahora, sólo ahora, porque aunque sientas que no puedes más, ya ha pasado un segundo, y otro, y otro más… y aquí estás, sigues aquí.

Miro a través de la ventana y veo un paisaje lleno de paz y sosiego, de paseos tranquilos a la luz de un nuevo atardecer, a la luz de un nuevo sueño que está por llegar.

Cuesta despedirse, y por eso no lo hago, te acompaño, me acompañas, aunque no te vea, nos acompañamos.

Camino por las calles desiertas, y en alguna chimenea aparece el humo escapando del hogar cargado de lumbre… entonces sé, que puede que no lo veas pero no estás solo, no estás sola.

En aquella luz dorada que inunda el paisaje, está la esperanza de un nuevo amanecer, donde sentirás distinto, donde estarás mejor, donde el dolor habrá perdido fuerza y dejará su marca como un tatuaje a fuego en la piel.

Y siempre, siempre, nos quedará el recuerdo, nos quedará el amor, nos quedará el cariño, nos quedará Azadón.

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Primavera

Mi mágico León: paisaje de primavera en lares de Azadón. León. Turismo Rural.

Primavera feliz

Curiosa primavera, que sorprende con el mes de marzo, y callando, callando, se va colando por las rendijas del invierno, para dar lugar a atardeceres que hacen los días más largos, a flores llenando de colores los campos y los árboles, a pájaros impregnando de trinos los pueblos, campos y montes; para dar lugar a abejas cosechando el rico polen, a miradas descubriendo lo mono, lo majo, lo comprometido que es el amor, que cuando llega, embate como las olas de un temporal al caer en la playa, arrastrando la arena, creando un nuevo paisaje… ¿cómo resistirse al amor?

Primavera, me gusta la primavera, y descubrirla pintando de alegría las sorpresas, plagando de confianza las amistades, salpicando el aire de carcajadas, resbalando entre las sonrisas para adentrarse en las profundidades, y llegar hasta el corazón, anidando en sus entrañas, dando forma al hogar en el que ha decidido permanecer para siempre, y así, de esa manera, hacerse eterna.

Me gusta la primavera y su contraste de sensaciones, a caballo entre el invierno y el verano, con sus noches frías y sus días más cálidos, con la nieve sorprendiendo el mes de abril, y los calores de agosto dejándose ver en algunas horas entre la mañana y la tarde, todo a la vez, un día sí y otro también, así, así de loca es la primavera.

Y en esta estación tan poco cuerda, recuerdo que hay razones del corazón que la razón no entiende; que en la vida no todo son matemáticas; que si las cosas que valen la pena fueran fáciles, todo el mundo las haría,… y recuerdo que los sueños, si los bajas a la tierra se convierten en proyectos, y los proyectos en realidades; que aquí y ahora todo se maneja mejor, y que hay que tener un poco de todo en el armario, porque entre el bañador y la bufanda anda la cosa.

En esta estación tan poco cuerda, en noches como esta, miro al firmamento y vuelvo a descubrir que tú y yo vivimos bajo un mismo cielo, y que el mundo es un lugar bonito si lo miras con esos ojos.

En esta estación atarantada, Azadón despierta del sueño invernal y contempla, feliz, el paisaje desde su atalaya…

Feliz, como aquel que ama sabiéndose amado: muy feliz.

 

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Toda la vida

Mi mágico León: anochecer de primavera en Azadón. León. Turismo rural.

Ardiente dulzura suave

Te voy a querer toda la vida, y más allá, cuando las nubes y las montañas se fundan en un abrazo eterno, y haya nieve, y flores amaneciendo llenas de color, y paseos otoñales cubiertos de cobrizos, dorados y marrones adornando las sensaciones…

Te voy a querer siempre, así, de esta manera, tranquila, segura, convertida en una declaración de intenciones, en un propósito impregnado de sentimientos que se funden en tu mirada cruzándose con la mía, entendiendo, que llegamos para quedarnos, para acompañarnos, para reír y llorar juntos, para amarnos.

Te voy a querer siempre, como el sol a las montañas y los campos, como la nieve a los ríos, las cascadas y los arroyos, como las vacas a los prados y las golondrinas a la primavera y el verano, siempre.

Y te voy a querer porque eres parte de mí, porque sentirte en cada poro de la piel es tan sencillo como caminar entre tus árboles, descubrir nuevos senderos que muchos ya han olvidado, y chapotear en tus ríos aunque el agua esté helada.

Te voy a amar siempre porque la luna en tus lares se hace más grande, más brillante, más dama de la noche y el día, y el sol, el sol llena de magia los lugares pintando de candor los colores del paisaje…

Como ocurre en Azadón, cuando la primavera hace acto de presencia, y la noche llega callando, callando…

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Ilusiones mágicas

Mi mágico León: nieve en Arbás del Puerto. Parador de Pajares. León.

Cubierto de magia

Cuando menos lo esperabas, empezó a caer la nieve, suave, delicada, como las plumas de los ángeles cuando caen del cielo, dejando intuir una grandeza que trasciende más allá de la piel y los huesos.

Cuando menos lo esperabas, empezó a sonar la melodía de los laureles y los triunfos, de la cosecha que llega tras el tiempo de trabajo y esfuerzo, cuando la dura labor no parecía llegar a su fin, y el resultado no asomaba en el horizonte.

Entre las alturas de las montañas, comenzó a caer el maná de la primavera, que antes de hacer acto de presencia, envía gotitas congeladas a cubrir el mundo de magia e ilusiones, el paisaje se viste de novia y una paz congelada reina serenamente en las montañas, los valles y los campos, donde los ríos se niegan a volverse sólidos del todo y siguen fluyendo, a veces bajo la superficie, más allá de la vista…

Te deseo un camino lleno de esperanza y constancia, de trabajo, triunfos, alegrías y plenitudes,… te deseo fe y alegría, sabiduría para saber reconocer lo bueno en lo que aparenta no serlo, lo mejor en lo que parece ser simplemente bueno, y lo extraordinario en la sencillez cotidiana que forma parte de la vida.

Te deseo árboles cubiertos de magia, y sueños encantados bajo el velo de la realidad, puertos de montaña resbalando bajo montones inmensos de blancura, sonrisas a carcajadas escapando de los ojos, miradas que se entienden sin decir palabras, y cariños que se engendran empezando por uno mismo, por una misma.

Allá arriba, donde el horizonte se funde entre cielo y tierra, donde las montañas acarician las siluetas del infinito, donde las almas se pasean en un mundo disfrazado de merienda de las de antes, de las de pueblo, de hogaza cubierta de nata y azúcar… allá, en Arbás del Puerto, la nieve reina un país de ilusiones mágicas y sueños por cumplir.

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Paz

Mi mágico León: junio en La Lisa, Azadón, León.

Caricias de luz

Sentir la luz del amanecer acariciar las rendijas de esa persiana que no bajó la noche anterior, cuando entre besos y caricias el mundo desapareció, y reinaron las estrellas y la luna, silenciosas, calladas, mientras los gatos recorrían las calles desiertas, y los niños soñaban con ilusiones que cumplir.

Mirar detenidamente la belleza asustada de una mirada más transparente de lo que quisiera, y ver cómo se humedece, sin dejar escapar una lágrima, no vaya a ser que alguien se entere de lo increíble que es saberse querido y aceptado, sin etiquetas, ni promesas, con la única certeza de querer estar ahí.

Y cuando más tranquilo está uno, aparece el miedo en forma de duda, y te preguntas si sí, si no, si tal vez, si quién sabe… y al final, de tantas vueltas que da la cabeza, llega el vértigo, anidan las ansiedades y aparece la angustia…

Prefiero no pensar… y cierro los ojos para no ver, cansado de intentar mirar y no ver nada: nada claro, nada seguro, nada, nada,…

Suavemente, deslizándose entre las resquicios que dejó el miedo al replegarse sobre sí mismo, se cuela la claridad de un color lleno de sonrisas a media luz, de susurros que no temen pronunciar cariños sin definir intensidades…

Suavemente, aunque los ojos sigan cerrados y el temor se niegue a disiparse, aunque la realidad sea diferente, más amable, más clara; suavemente se torna el ambiente más cálido, y la tranquilidad vuelve a hacer acto de presencia, imponiéndose, callada, ante la sorpresa del aterrado valiente.

Así aparece la paz cuando le das la oportunidad, así aparece el amor cuando te das la oportunidad, así descubres que vivir es lo más arriesgado que tiene la vida, y lo más divertido, lo más alegre, lo más saludable…

Y no vivir… lo más peligroso, sin duda.

Nadie nace aprendido, aunque todos tenemos talentos; nadie sabe si acierta en todo; a veces, alguien sabe que, a veces, también se equivoca, no siempre…

Nadie ve una fotografía y sabe si es de aquí o allá, de ayer o de hoy, de Azadón o de cualquier otro lugar donde habite el corazón…

Pero… ¿sabes qué?

Hay miradas que no hay palabra que pueda esconder, y sensaciones a flor de piel, que no hay excusa pueda explicar.

Hay lugares que se quedan en el alma, aunque solo una vez los recorrieran tus pies; y paisajes que te hicieron suya con solo acariciarte los sueños…

Hay vidas que se cruzan en el camino, y no dejan de mirarse jamás, y personas tan intensas, que dejan huellas por donde pasan.

Huellas, no cicatrices.

Hay lugares especiales, y personas que valen la pena, hay rincones llenos de magia, y campanas que inundan de música los parajes de Azadón.

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Preguntas

 

Mi mágico León: arco iris primaveral en Azadón. León.

El mapa del corazón

Preguntarse, el porqué de las cosas, de los momentos, de las miradas, detenerse en un mar de dudas, en la zozobra de un dolor que indica cuán perdido se encuentra uno, en un mundo que ha olvidado esa nobleza…

-«¿Por qué eres así?»- Preguntó una vez una ninfa, con la mirada llena de sonrisas…

-«No sé, es un misterio»- escuchó como respuesta de aquella voz callada.

«Es un misterio»… pensó ella…

Y sonriendo, mirando los campos llenos de amapolas y los chopos alzarse señalando el cielo; las nubes descargando su peso, y el arco iris adornando el paisaje, iba pensando en la transparencia de su mirada honesta, en la nobleza de su gesto amable, en lo profundo de sus pensamientos más auténticos…

Así paseaba, entre ilusiones y realidades, el pequeño ser fantasioso, descubriendo en la magia de las palabras, la belleza más pura, que, como hace el diamante, oculto en el carbón, en el corazón de las montañas, se esconde en lo profundo del alma, para ser descubierto, con sorpresa y embelese, por los buscadores de sueños, que, por fin, se encuentran con personajes de novela enfundados en uniformes de estos tiempos.

«¿Por qué eres tan lindo?» Pensó ella…

Y una voz en su cabeza escuchó el pensamiento de él, «sincronías» lo llamaban: «linda eres tú».

«Ves en mí lo que nace de ti», le contestó ella sin pronunciar palabra…

Eres así porque la valentía se te escapa por los poros de la piel, porque disfrutas del aire puro llenando los pulmones y del frío erizando la piel, que luego, entre beso y beso, entre caricia y caricia, sentirá la dulzura de una calidez cariñosa.

Eres así porque bailas entre la razón y el corazón, porque eres bueno y considerado, respetuoso, atento, porque disfrutas de las cosas pequeñas, de los paseos por los senderos de la vida, aunque a veces se encuentren salpicados por piedrinas que entorpecen el paso, que ralentizan la llegada al reino del que eres rey…

Y así, sin dejar de sonreír, sin pronunciar palabra alguna, susurró la ninfa al noble caballero: -«levanta la vista…»-

Y el caballero levantó la vista…

Y allí, delante de él, en pagos del afamado reino de Azadón, un arco iris de realidades apareció en el firmamento.

«¿Por qué eres así, Azadón?» Pensó ella…

Y Azadón no dijo nada…

Pero por algo será que los pájaros, los amaneceres, y hasta las nubes y los arco iris, curiosean, a menudo, por las rendijas de sus rincones.

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Murmullos de otros tiempos

Mi mágico León: nubes de primavera en el cielo de Azadón. León. España.

Ecos de la eternidad

En las nubes, estoy en las nubes, pensando en idas y venidas, en retales de historias escuchadas a la vera de un café y un chocolate, envueltas en silencios, entre el murmullo constante de un ambiente cargado de personas y vivencias que se van dispersando, con el paso de los minutos, que, sumados unos a otros, dan en convertirse en horas.

En las nubes, allí sigo yo, descubriendo mi mirada perdida en relatos de otros tiempos, en el eco de aquellas voces que recorrieron el mundo llenándolo de vivencias que trascienden el pasado… y el presente, trascienden…

Miradas de colores iluminando el cielo, y las nubes adornando el infinito con sus antojos diseñando formas caprichosas, y a veces, tan sencillas, que solo transmiten tranquilidad.

Tranquilidad… qué emoción más… suave, serena, amable,…

Y ese firmamento heredado desde el principio de los tiempos, donde las fronteras no existen, ni las diferencias, ni las rencillas, pues bajo él somos almas disfrutando de las montañas y los valles, de los ríos, y los puentes que los atraviesan, salvando obstáculos…

Y me pregunto si seré capaz de descubrir secretos escondidos bajo los ojos limpios de la buena gente.

Me pregunto si Azadón será tan sencillo como aparenta, y precisamente por ello, disfrute tanto contemplando ese firmamento del color de tantas miradas.

En las nubes, allí sigo, imaginando hombres de uniforme y señoras alistadas en defensa del honor y la justicia, paisanos con boina, y mujeres con delantales… ¿imaginando? ¿o recordando? Igual las dos cosas, quién sabe…

Azadón y su fotógrafo, Bariloche y su caballero de la mesa redonda, Azadón y el compañero del asiento de al lado,…

En tren, en avión,… ayer, hoy… Azadón, siempre Azadón, sus paisajes, su cielo, y esa casualidad maravillosa que un día te cruzó en mi camino.

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Ilusiones en la mochila

Mi mágico León: carretera entre San Emiliano y Los Pinos. Babia.

                                   Allá vamos

Te pienso como si ya estuvieras aquí, como si ya estuviera ahí, como si lo que será ya fuera y lo que es no se fuera a ir jamás.

Te pienso como si estuviéramos construyendo el camino, cada uno por su lado, cada una con su responsabilidad, cada cual con su alegría y su entusiasmo, pero juntos, aunque a ratos haya kilómetros en el medio, ¿será para ponerle salsa a la vida? Será digo yo… si todo fuera fácil, ¿dónde estaría la gracia? También nos aburriríamos, seguro.

Te pienso tranquila y feliz, consiguiendo las metas propuestas, porque todo es cuestión de tiempo, y perseverancia, por supuesto, sin perseverancia no hay victoria.

¿Empezamos el camino? ¡Empecemos! Aunque ahora que pienso… igual hace ya rato que empezamos casi sin darnos cuenta, y echando la vista atrás… ¡Qué maravilla! ¡Cuántos momentos compartidos! ¡Cuánta vida! ¿Has visto qué paisaje?

A veces no hace falta hablar, ¿verdad? Sobre todo a primera hora de la mañana, que tiene la mente que despertar, y, con los ojos abiertos, todavía merodean en torno a ella, los pensamientos que soñaste y que a veces no recuerdas.

¿Nos vamos de excursión? ¡Vamos a celebrar la vida! ¡Venga! Llena la mochila de ilusiones y permítete conocer nuevos parajes; echa a andar y no te detengas más que para apreciar la belleza que te envuelve cuando te dejas acariciar por Babia; sigue caminando y descubre que no hace tanto frío, aunque el termómetro indique lo contrario, habrá que fiarse más de las sensaciones y menos de los números.

¿Por qué? Porque el alma solo entiende de pasiones, y en San Emiliano, camino a Los Pinos, en tu compañía, con la damisela de Albares y el peluche más feliz, las preocupaciones desaparecen y la amistad se hace inolvidable.

Inolvidable como las miradas de la gente buena.

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Me gusta

                                                                      Suave Tranquilidad

Días de calor llenos de madrugones, cuando las calles aún no están puestas, y mientras tanto, otros muchos descansando, bajo la luz relajada de las sombras hechas madrugada. 

Días de bochorno y resplandores, y niños y no tan niños, distraídos camino a la piscina, y un paseo a media mañana, con los cascos en las orejas, y la música moviendo las manos y los pies sin pedirte permiso, ¿será cosa del verano?

Y bajo la sombra de unos árboles que algún día alguien plantó, sonrío sintiendo tantas cosas… y llego a una conclusión: me gusta mi vida. 

Me gusta, me gusta pensar en esos valles y esos paseos junto al río, me gusta ser… ¿original? sí, creo que ese es el adjetivo: original. 

Me gusta… me gusta reír a carcajada limpia, escuchando las bobadas de uno que me sé yo, que es la bomba, y muchos lo saben, cómo no, tanta genialidad no pasa desapercibida; me gusta chinchar a la dama de la mirada limpia y a la muchacha de la inocencia pícara, y… se me escapa la risa de solo pensarlo. 

En julio, estamos en julio, y estoy lejos y a la vez cerca, todo depende de cómo se mire, ¿verdad? ¿Lejos? Define lejos: si es tangible, si lo puedes imaginar, si se te ocurre y se dibuja una sonrisa de medio lado cuando lo piensas… entonces…. entonces es que tan lejos no está, será cuestión de ponerse en modo vacaciones y ¡disfrutar!

A veces miro al cielo y descubro que me he vuelto a enamorar, porque es tan bella… con ese color tan puro, tan limpio, tan… ¡brillante!

La miro y siempre le sonrío, y le pido algún deseo, a veces más de uno, ¿y sabes qué? Siempre me sonríe de vuelta, y sé que me ha escuchado. 

A veces miro esa luna tan preciosa, y recuerdo que en mi mágico paraíso, hay un valle que lleva su nombre, y allí, escondido a plena luz, está Abelgas, y sus paseos pintados de verde. 

 

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Dos orillas

Mi mágico León: puente romano y medieval entre Villalfeide y Serrilla. Montaña central leonesa. León.

Uniendo orillas

Allá arriba, entre montañas que se alzan imponentes a lado y lado de la carretera, junto a leyendas de brujas que habitan hayedos, hoces que recorre el agua agreste y feliz sobre las piedras; y un cielo limpio, tan limpio, que con solo mirarlo, se llenan los pulmones de juventud eterna,… los cuentos cobran vida, las excursiones más sentido y la libertad un toque de picardía traviesa entre tanto risco, tanta luz y tanta sombra, bajo la luminosidad brillante del astro rey.

En algún lugar de la montaña central, entre Serrilla y Villalfeide, hay un puente, antiguo, muy antiguo, que une las dos orillas de un mismo río, un río brillante, lleno de ilusiones, recuerdos y esperanzas, un río mágico, porque acercarse a él significa quedar hechizado por la tranquilidad de su canto continúo, por la nana de su música acuática, que borra las angustias y ansiedades, los problemas y los miedos.

Caminando por la vida, un día el camino te sorprende y aparece ante ti una manera diferente de cruzar a la otra orilla, un camino ya olvidado en la rápida modernidad del presente, del futuro; olvidado de las masas y su afanada prisa por llegar antes… ¿y luego qué?

Disfrutar de las sendas de la amistad, y el alma silenciosa que escucha a la naturaleza sin palabras hablar, paso a paso hacer camino y contemplar al viejo puente construido sobre la calzada romana, alzado en el Medievo, usado desde siempre, por siempre, ¿por qué no?

La paz sigue reinando en el paisaje del que forman parte las dos orillas unidas por el mismo puente, que es de Serrilla y Villalfeide, que es patrimonio del mundo, que es de las almas buenas que siguen disfrutando del sonido de la vida en el que, lo importante, siempre es lo importante.

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