Archive for julio, 2013

Dulzura

Mi mágico León: homenaje a Gloria. Villacidayo. León

Como siempre, para siempre

Con el sabor eterno de las mantecadas y las roscas de sartén, aparece la imagen nítida y sonriente de la dama de las bienvenidas… una sonrisa se dibuja en el rostro y las lágrimas escapan desde las profundidades del corazón…

Tras aquella puerta, tras aquella ventana que da a la cocina, o a la carretera, según se mire, siempre hubo unas palabras amables y cariñosas, curiosas, agradables, y unas sillas, y un escaño sobre el que descansar las preocupaciones y disfrutar de la sensación maravillosa de estar en familia.

En aquella pequeña tierra a la vera del Esla, en aquel pequeño pueblo que algunos llaman Villacidayo y otros damos en llamar Cavite, siempre hubo una mirada azul como el cielo, llena de ternura, de bondad, y de esa sencillez entrañable que hace de la tranquilidad, su manera de vivir.

Ojos, tus preciosos ojos azules que ninguno sacó, ¿verdad?…

Sonrío, sonrío porque la inmensidad del cielo, la profundidad del mar, siempre estuvo en la intensidad de tu mirada, y allí, en lo profundo, en lo escondido, en lo secreto, donde se guardan las verdades absolutas, donde se reconocen los errores, donde se esconden los temores, las pasiones y las cuentas pendientes, allí, siempre estarás tú, adornando los senderos de la misma vida que has adornado con tu presencia.

Siempre estarás en los copos de nieve cayendo sobre los montes; en cada mariposa surcando los campos, en primavera, en verano; en las cigüeñas llegando por San Blas, en las estrellas recorriendo el firmamento

Aquellas mismas estrellas en las que ahora moras, las que, como antes, como ahora, como siempre, iluminan los sueños en la oscuridad del firmamento, aquellas que volveremos a divisar, recorriendo los senderos celestiales desde la atalaya terrestre de tu querido Villacidayo, en la tierra maravillosa de Mi mágico León.

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Florecilla

Mi mágico León: rosa en Villavente de la Sobarriba, León. Turismo rural.

Flor

Ilusiones que se funden en el tiempo y que algún día llegarán a ser…

La vida es ese paisaje cambiante y continuo por el que se pasean las sensaciones; y en ese mismo paisaje, las estaciones dibujan colores bajo los rayos de sol, tonalidades bajo las oscuridades de la tormenta que pasó…

Y sopla el viento ligero, tan ligero que a penas se percibe, y parece que el sol nunca va a llegar, pero llega, a veces se hace de rogar, pero al final, llega.

Se me ocurre pensar en aquella florecilla de ojos grandes y colores intensos que asoma entre el verdor esplendoroso de los campos, en el deleite maravilloso de la esperanza hecha vivencia, y en aquel paisaje remoto donde las nevadas y el granizo habían helado y herido el corazón de aquellos pétalos, renació entre la hierba, la alegría chisposa del rocío cristalino de la mañana.

El invierno se hizo largo, la espera interminable, pero al fin, la primavera se impuso, y la florecilla recordó que seguía siendo hermosa, que los colores de su sonrisa traviesa seguían adornando el mundo con la música de sus sueños.

Sueños, tan efímeros, tan realaes como tú los quieras sentir, los quieras cumplir, y en la cima de aquella montaña que adorna la estampa de los campos leoneses, hay una ninfa que se divierte sorprendiendo a los que no se rinden, a las que no se rinden…

El sueño de aquella noche de magia, no se fue, se quedó en ti, León, en ti, Villavente de la Sobarriba, se quedó en la elegante silueta de la flor que renace en primavera, que brilla en verano, descansa en otoño y sueña en invierno, porque no se rinde, mi florecilla no se rinde, se emociona, sonríe, solloza, y vuelve a sonreír porque sueña con vestirse de blanco, y no sabe que, tras el color que adorna las tierras de León, tras los arcoiris y los cielos grises, está la esencia de su belleza, la que enraiza su poder en la magia del porvenir, cuando los copos de felicidad caigan del cielo y cálidamente se vista de encaje y tul…

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