No dejo de pensar en ti, no, no dejo.
No dejo de pensar en esos planes que ahora se han visto parados, que se mantienen a la espera de volver a ser reemprendidos.
No dejo de pensar en ti, y a veces me enfado, y otras me conformo, ¿y sabes qué? a veces, también a veces, siento esa fuerza en el estómago que me dice: -«¿Rabia? Rabia no, ¡coraje! Coraje es lo que hace falta para poner las cosas en su sitio, para aprovechar las circunstancias y no desistir, para no perder el foco en la meta a lograr.»-
Sin prisa pero sin pausa, ahí voy: sin prisa pero sin pausa, con las cosas claras y las ganas a todo gas, reemprendiendo proyectos que tenía aparcados, cosas de tiempo…
Y aquí, lejos, cerca, sin dejar de pensar en ti, grito a los cuatro vientos que el manzano sigue floreciendo, y el peral, y el guindo también, que voy a recoger el fruto, y no voy a permitir que nadie más vuelva a recogerlo por mí.
Aquí lejos, cerca, sigo pensando en ti, y ¿sabes qué? Esta vez va a ser diferente.
Empezar es lo que más cuesta. Yo ya hace tiempo que empecé: empecé a transformar sueños en proyectos, y proyectos en metas, y metas en objetivos, a corto y a largo plazo.
Hace tiempo que lo tengo claro, Cifuentes, y no voy a permitir que la primavera se me escape y, aunque sea en junio, seguirá siendo primavera.
Cifuentes de Rueda, León, no olvides, recuerda, siempre recuerda, que lo bueno se hace esperar.