Archive for marzo, 2020

Pequeñas cosas

Mi mágico León: Cifuentes de Rueda. León.

Salpicando el mundo

Es el valor de las pequeñas cosas, de aquellas que siempre valoramos, y ahora seguimos valorando.

Es el valor de una mirada, de un paseo por el campo, con los pájaros cantando no se sabe dónde, pero cantando, llenando la primavera con sus voces pizpiretas y coloreadas, acompañando el florecer de los capullos, y el blanco, rosa, violeta, azul… de las copas de los árboles, de los salteados de los prados….de la vida.

Feliz, soy feliz, por saberte llenando el mundo de alegría, querida primavera, y a los corzos y las perdices desperdigarse por los campos y los montes… Feliz por saberte viva y resplandeciente, valiente y aguerrida, ¿miedo? ¿quién dijo miedo? quizá precaución, pero miedo… miedo no.

Sentada en mi atalaya, divisando un paisaje lleno de recuerdos e ilusiones, aparece un horizonte gris y blanco, salpicando Peña Corada con las nubes de ese cielo limpio.

Sentada en mi atalaya, veo los tejados de ese pueblo, el mío, el tuyo, el que espera tranquilamente volver a ser recorrido por niños en bicicleta y voces cantando, por olores a comida y el siseo de la sierra al chocar con la madera.

Sentada en mi atalaya, siento el viento acompañar mi quietud con su movimiento sereno y suave, peinando las huertas y las hierbas, los matorrales y los árboles, volando libre, como antes, como ahora, como siempre…

Porque la naturaleza es sabia, y siempre busca el equilibrio, porque el hombre es necio y se olvida de ello, porque en la variedad está el gusto, y en la sencillez de las pequeñas cosas, el placer de pasear por Cifuentes.

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Suerte

Paseando por Cifuentes

En víspera de Reyes: Primavera

Suerte, tengo suerte… de tenerte, de quererte, de cuidarte desde lejos, como los amantes de antes…

Suerte, tengo suerte, mucha suerte, de poder escribir y llegar hasta a ti, de poder transmitir sin tenerte delante, pero teniéndote, a decenas de kilómetros, cientos, miles, ¿a caso importa?

Importa que estés bien, que no olvides que la primavera se aproxima lentamente, sin prisa, sin pausa, con la certeza de que conquistará el mundo de nuevo, en esta vieja Europa que sigue floreciendo en los balcones y en los salones, con niños alborotando los días, madres y padres compartiendo sus vidas, tíos y tías cuidando de los pequeños mientras otros trabajan, amigos y amigas contactando desde lejos, porque ahora, como siempre, aunque a veces lo olvidemos, los amigos son la familia que uno elige.

Importa que estés bien, abuelín, abuelina, que no olvides que te queremos, que queremos verte bien, con tu cacha y tus achaques, con tus quejas de siempre, ¿qué sería un abuelo, una abuela sin quejarse? Queremos oírte reburdiar, molestarte mientras echas la siesta y que nos regañes después. Queremos… queremos que sigas estando ahí.

Importa que te cuides, que permitas que el tiempo te haga abuela, te haga abuelo, importa que no te pierdas esa vida que aún no conoces.

Importa que cumplas sueños, que no se queden a medias, que alcances metas propuestas, que planees nuevos logros, que luches por conseguirlos…

Ahora, como siempre, la distancia hace más fuerte el amor, y ahora, como siempre, se echa de menos el pueblo, esa pequeña patria que tan dentro del alma llevo…

Qué ganas de pasear por mi huerta, por mis tierras, qué ganas de reclamar lo que es mío, que nadie piense que puede arrebatar los amores cuando hay distancia de por medio.

Qué ganas de verte sonreír, de escuchar tus carcajadas cara a cara, de probar lo rico que cocinas y disfrutar de los árboles cargados de flores, y de frutos… qué ganas…

Como una niña en la víspera de Reyes, con ilusión y esperanza, así espero la llegada de esta primavera, así espero reencontrarme contigo, y mientras tanto, preparo la lista de regalos que voy a pedir, entre ellos estás tú, mi querido León, mi querido Cifuentes.

Ahora y siempre, qué suerte tengo…

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