Archive for junio, 2017

Carcajadas

Mi mágico León: atardece en Herreros de Jamuz, León. Mi mágico León

Risas silenciosas en el cielo

Una carcajada a media mañana, y esa ocurrencia que a nadie se le ocurre, a nadie menos a ese caballero de sonrisa amable y mirada sencilla que piensa cosas que pocos piensan, y así hace: marca la diferencia casi sin darse cuenta.

Una carcajada de buena mañana, y esa alegría que se respira cuando se escucha su paso decidido acercarse, y de pronto suena un «¡buenos días!», a su manera, de otra forma, con menos letras, más breve, más honesto, en otro idioma, con otro lenguaje, porque no es mera formalidad, es el deseo franco y sincero de que sea un buen día para todos: para ti, para mí, para él, para ella,… Para nosotros, que nos entendemos con poco más de una mirada.

Una carcajada a primera hora, nada más empezar el día, y un café poco después, y a reír, ¡qué son dos días!

Y entre bobada y bobada pasan mejor las cosas serias, y las tristezas y preocupaciones, que se esconden para que nadie las descubra… A menos que entre tanto nadie haya algún alguien que vea cosas que los demás no ven…

Cierro los ojos, abro las ganas y… ¡huele a verano! A sol y calor, a sombras, helados, a paseos a la vera de los lagos, y los ríos, los arroyos, los mares,…

Cierro los ojos y huele a charlas tranquilas al abrigo de un granizado, a sensaciones nuevas que aparecen donde no las buscabas, a nuevas caritas que querer, a grandes amores que respetar, a tranquilidades que recuperar y a sosiegos que conquistar.

Y entre madrugón y madrugón, aparece el astro rey sin excusa ni miramiento, reinando en la era de las pieles expuestas y los cotilleos que forjan grandes cariños…

Entre madrugón y madrugón, se descubren bellas personas, se aprecian nuevos amaneceres, y las soledades se disipan entre letra y letra, entre caricias que se esconden en lo que no se dice, porque no hace falta decirlo si un abrazo lo transmite todo, aunque sea a medias.

Una carcajada cuando menos lo esperas, y la confianza aparece no sabes por dónde, pero de repente ¡ahí está! Llegó para quedarse: como el verano.

Te dedico los rayos de sol acariciando el descanso de mente, alma y corazón; los chapuzones en el agua fresca; los días nuevos que han de llegar, que seguro, como siempre deseas, buenos serán…

Te deseo que siempre te brille esa chispa que tanto te hace querer, y muchos paseos por los campos y los senderos que los rodean…

Te deseo amaneceres llenos de sueño y de sueños que cumplir, porque eso querrá decir que dormiste, y dormiste bien… Tardes de niños y juventud, de buen humor y una pizca de fantasía, no te olvides de la fantasía, de la fe y de la esperanza, de lanzarte al vacío con la confianza de que algo mejor viene por ahí…

No te olvides de la magia, porque para atreverse a creer también hay que ser valiente… aunque te choque… los sueños también se cumplen, y los vestidos blancos a la luz del verano, destilan ilusiones y compromisos que no se van…

Te deseo amor y felicidad, y la sensación de descubrir que, al final del día, el cielo se viste de colores, las nubes se cuartean, y se dibujan nuevos paisajes en el lienzo azul del firmamento…

Porque aquí, allí, en tierras de Jamuz, todavía hay muchachas que sueñan, y atardeceres que enamoran al más incrédulo…

Aquí, allí, en tierras de Jamuz… ¿dónde? En Herreros, querido mío, ¿dónde si no?

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Alegría

Mi mágico León: en algún lugar entre Asturias y León, dentro de la provincia de León. Mi mágico León.

Paisaje que embelesa

Alegría desbordada que se despierta cada mañana, entrando por esa puerta entreabierta, que aunque parezca cerrada, no lo está.

Alegría chispeante y desparpajo sorprendente, espontáneo, como el fluir cristalino de la nieve al contacto con el calor, que sin pedir permiso, cambia de forma y de textura, de color y candor, e imprime un nuevo aroma al paisaje, salpicándolo de flores y cristales, que se escapan entre las moléculas de agua que conforman los arroyos y los ríos, que sacian la sed de los campos, adormecen el ardor del mediodía, y llenan de vida las miradas perdidas en el infinito…

Miradas, como la de esa chica dicharachera y divertida, cargada de juventud y entusiasmo, que pinta el mundo de sabores y diseña sus propias ideas, peculiares, como ella,…

Así es la primavera, que irrumpe, suavemente, en la lentitud pausada del invierno, que adormece los campos y los montes, y allí,… en algún punto confuso en el tiempo… deja de hacer tanto frío, empieza a hacer más calor,… y callando, callando,… se acerca el verano…

En algún lugar del mundo, hay un paisaje que embelesa y enamora, que relaja con solo contemplarlo y dibuja una sonrisa en la cara…

En algún lugar del mundo hay un corazón dividido entre dos amores, entre dos tierras, entre el ayer y el mañana, entre el Mediterráneo y las montañas que se acercan al Cantábrico… y en mi alma, hay un lugar donde las palabras suenan a dulce melodía, donde los imposibles no existen, y donde arriesgar: siempre vale la pena.

En mi corazón, en mi alma, ruge el latido del coraje de vivir, que al pasear por algunos rincones, resuena como un eco, que repite, una mil veces: León, mi mágico León

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Paz

Mi mágico León: junio en La Lisa, Azadón, León.

Caricias de luz

Sentir la luz del amanecer acariciar las rendijas de esa persiana que no bajó la noche anterior, cuando entre besos y caricias el mundo desapareció, y reinaron las estrellas y la luna, silenciosas, calladas, mientras los gatos recorrían las calles desiertas, y los niños soñaban con ilusiones que cumplir.

Mirar detenidamente la belleza asustada de una mirada más transparente de lo que quisiera, y ver cómo se humedece, sin dejar escapar una lágrima, no vaya a ser que alguien se entere de lo increíble que es saberse querido y aceptado, sin etiquetas, ni promesas, con la única certeza de querer estar ahí.

Y cuando más tranquilo está uno, aparece el miedo en forma de duda, y te preguntas si sí, si no, si tal vez, si quién sabe… y al final, de tantas vueltas que da la cabeza, llega el vértigo, anidan las ansiedades y aparece la angustia…

Prefiero no pensar… y cierro los ojos para no ver, cansado de intentar mirar y no ver nada: nada claro, nada seguro, nada, nada,…

Suavemente, deslizándose entre las resquicios que dejó el miedo al replegarse sobre sí mismo, se cuela la claridad de un color lleno de sonrisas a media luz, de susurros que no temen pronunciar cariños sin definir intensidades…

Suavemente, aunque los ojos sigan cerrados y el temor se niegue a disiparse, aunque la realidad sea diferente, más amable, más clara; suavemente se torna el ambiente más cálido, y la tranquilidad vuelve a hacer acto de presencia, imponiéndose, callada, ante la sorpresa del aterrado valiente.

Así aparece la paz cuando le das la oportunidad, así aparece el amor cuando te das la oportunidad, así descubres que vivir es lo más arriesgado que tiene la vida, y lo más divertido, lo más alegre, lo más saludable…

Y no vivir… lo más peligroso, sin duda.

Nadie nace aprendido, aunque todos tenemos talentos; nadie sabe si acierta en todo; a veces, alguien sabe que, a veces, también se equivoca, no siempre…

Nadie ve una fotografía y sabe si es de aquí o allá, de ayer o de hoy, de Azadón o de cualquier otro lugar donde habite el corazón…

Pero… ¿sabes qué?

Hay miradas que no hay palabra que pueda esconder, y sensaciones a flor de piel, que no hay excusa pueda explicar.

Hay lugares que se quedan en el alma, aunque solo una vez los recorrieran tus pies; y paisajes que te hicieron suya con solo acariciarte los sueños…

Hay vidas que se cruzan en el camino, y no dejan de mirarse jamás, y personas tan intensas, que dejan huellas por donde pasan.

Huellas, no cicatrices.

Hay lugares especiales, y personas que valen la pena, hay rincones llenos de magia, y campanas que inundan de música los parajes de Azadón.

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