Archive for agosto, 2011

A la orilla

Mi mágico León: río Cea a su paso por Sahagún, en Tierra de Campos, en León

El paisaje de una poesía

Hoy fui a dar un paseo…

Me gusta pasear, en esas tardes de verano en las que el sol se concede una tregua para descansar sin desaparecer, y los rayos de su calor se tornan suaves y agradables.

Hoy fui a pasear, y resultó tan gratificante que, aunque despacio, aunque solitaria, caminaba con el pensamiento en ideas positivas, haciendo planes, buscando soluciones a lo que tiene solución, sin preocuparme, ocupándome en otro momento, pero ese rato ha sido para mí, para mi cuerpo, para mi mente, para mi alma,…

Hoy fui a pasear por ese río que recorre mis recuerdos cuando estoy lejos, y mis pensamientos cuando salgo a meditar junto a sus aguas, que humedece mis conversaciones cuando un alma amiga me acompaña…

Hoy fui a pasear y no estaba sola. Mientras yo paseaba por el Esla, Leyre paseaba por Sahagún y se acercaba al Cea, cada una con sus pies en algún momento, con sus recuerdos en muchos otros, y volvemos cada vez, a nuestros ríos, a nuestras ideas, a nuestros sentimientos hechos poesía en el discurrir del agua, en el discurrir del tiempo, en cada letra que escapa de un corazón, que como siempre, ama León.

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Tan sencillo

Mi mágico León: tierras de Villalquite, en la ribera del río Esla, en León.

La sencillez de las sensaciones

A veces sólo quiero descansar, sentarme en un rincón y ver el tiempo acariciar el paisaje, tan suave, tan tranquilo, que no marca diferencias entre los segundos…

A veces sólo quiero olvidarme de lo que tengo tan presente, y no sentir las ausencias, quiero, simplemente, saber que la paz es posible en un mundo tan cercano y que a veces olvidamos tanto…

A veces me apetece desconectar para conectarme con la tierra y el agua, con el aire y el sol, y sentirme tan llena de vida que ni los malos humos puedan hacer mella en mi ánimo, en mis ilusiones y en la más franca, la más dulce, o la más pícara de mis sonrisas, depende, de la ocasión depende.

A veces quiero escapar donde difícilmente van a ir a buscarme, reencontrando sensaciones, descubriendo victorias que no había visto, y ahora, con el tiempo, veo…

Descubro que soy de campo, y de ciudad, aunque algunos crean que no es posible; descubro que las miradas dicen mucho, y sonrío… Descubro que cuando le pones ganas a la vida, vives, y vives de verdad, las cosas salen bien, cuestan, pero salen, como la tarea del labriego, dura, ardua, agotadora y fructífera…

Cerrar los ojos, respirar aire puro, abrir los ojos y soñar…

La vida está llena de momentos, y los momentos de paisajes, como los de Villalquite, junto al río Esla, en León… y muchos paseos que disfrutar.

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De colores

Mi mágico León: moras en Villayandre, León. Turismo rural. León. Maravilla natural.

El sabor de los colores

Cada cara tiene su cruz, y las dos forman parte de la misma moneda. Cada rosa sus espinas, y si no es así… se sabe artificial, y si no es natural, en el fondo, pierde algo de su belleza, algo de su colorido, algo de su fantasiosa realidad y deja de ser impresionante…

La naturaleza está llena de zarzas, de espinas y cardos, y aunque pinchen… ¿nunca has visto a un caballo comiendo cardos? Porque los comen, igual los cardos no están tan mal, o los caballos son más listos… o las dos cosas.

La naturaleza está llena de rosas y flores hermosas, cargadas de fragancias y colores, y cuando parece que ya no pueden ser más bellas, cuando más esplendor parece ser pecado, pierden sus hojas, y en el centro de lo que antaño fue flor aparece un algo amargo, pequeño, poco agraciado para lo fantástica que fue la flor…

Así es la vida, la doña que pone a prueba la paciencia de quienes la observan, ¿no te das cuenta?

La próxima vez que los pétalos de esas flores que tanto te gusta empiecen a caer, no desesperes, mantén el ánimo arriba, como los niños, que se enfurruñan un rato y luego optan por la mejor opción: disfrutar de lo que tienen; y será entonces cuando descubras que la flor dio lugar a una nueva realidad llena de colores, olores y sabores… Como los de estas moras que ya están ¡a punto de caramelo!

¿Vamos a coger moras? Cualquier lugar es bueno, pero si no tienes claro dónde ir a buscarlas, ¿te cuento un secreto? ¡En Villayandre hay un montón esperándote!

Mmm… ¡qué ricas!

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Con los pies

Mi mágico León:  Estatua del peregrino en Sahagún, Tierra de Campos, León

El eterno peregrino

Cuando el cuerpo ya no puede, siempre hay un algo que anima a seguir, como ese aliento cansado que parece desfallecer pero nunca lo hace, así, así sucede…

Caminar un paso tras otro, y avanzar por un camino que de llano y sencillo que parece, se torna monótono y agotador, imposible, como en la vida, a veces solo, a veces bien acompañado, el camino del peregrino se hace con los pies, con los deseos y las intenciones de quienes ofrecen el sacrificio en forma de sudor y calor por aquello que aman, que añoran, que sueñan con las ruedas de la fe.

Convertido en tradición, turismo, descubrimiento, aventura, el Camino de Santiago recorre millares de minutos de la historia de una Civilización, la Cristiana, la Europea, la de un mundo medieval en el que la Península Ibérica se dividía entre moros y cristianos, ¿acaso lo hemos olvidado? y judíos, cierto, judíos también, sefardíes, los que todavía conservan las llaves de aquellos hogares que dejaron atrás en los reinos cristianos del norte, allá por el siglo XV.

El Camino de Santiago es un recorrido por la propia historia convertida en paisajes y monumentos, y en cada iglesia, en cada cruz de piedra que se alza en el camino, se refleja un lenguaje sin palabras que el caminante podía entender, y puede entender, pues muchos son los que no reconocen la historia de la Salvación en cuantas esculturas adornan la geografía.

Te animo a descubrir el Camino de San Salvador, y por qué «quien va a Santiago y no va al Salvador, visita al criado pero no a su Señor», te invito a comprender cómo las huellas de la antigua Vía de la Plata se convirtió en parte del Camino de Santiago, a sorprenderte ante el paso entre montañas de quienes caminaban sobre las huellas de la Antigua Vadinia, y a unirte al famoso Camino Francés, el que descansa su andadura haciendo de Sahagún la mitad del trayecto, el que discurre por Mansilla de las Mulas, el que une la fe, la historia y la cultura de un pueblo que sigue peregrinando hacia tierras gallegas en busca del preciado jubileo.

Descubre lo que es soñar con los pies, atraviesa la provincia con más kilómetros de Camino de Santiago, encuentra las bellezas del antiguo reino de León, y cuando hayas peregrinado recorriendo rincones tan hermosos, descubre una nueva ruta, entre polvo, ilusiones, experiencias y sensaciones, porque si no sientes con el alma, si no sientes con los pies, te perderás la esencia de una experiencia Patrimonio de la Humanidad.

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Ángel

Mi mágico León: puesta de sol de agosto en Cifuentes de Rueda, León. Turismo rural.

Hasta la vista, Ángel

Un nuevo atardecer se cierne sobre Cifuentes, nuevo, lleno de luz y color, de contrastes y sorpresas.

La vida tiene esas cosas, a veces tristes, a veces alegres, y en días como aquel, se mezclan las sensaciones, se reavivan sentimientos y se descubre un adiós que había pasado desapercibido.

Era una tarde cualquiera de un día cualquiera, el sol había brillado con todo su fulgor, había iluminado el mundo con la claridad caliente de los días de verano, y ahora se despedía lentamente, muy lento, tanto, que por algún extraño motivo, se me antojó un ocaso diferente.

La tarde decía adiós, como lo hacen los buenos momentos, con el sabor sempiterno de una dulzura que no quieres dejar escapar, que guardas en el paladar de los recuerdos amables, de las sonrisas, las miradas y las palabras cariñosas cuando el resto del mundo parece haberse vuelto autista.

Llegó el atardecer, hermoso atardecer, como sus gestos, como las sonrisas de sus ojos, como las caricias de sus manos temblorosas…

Llegó el atardecer y se llevó su alma, volando, con la ligereza de una pluma con la que echar los sueños al cielo, como un ángel…

Hermoso atardecer: suave, sereno, afable,… El de un sol que dice -«Hasta pronto»-, con la satisfacción de haber alumbrado todo su día, luminoso, tranquilo, suave, intenso, tan ligero como las plumas de ese Ángel que deja Cifuentes de Rueda con destino al cielo.

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Estuve pensando

Mi mágico León: el hermoso río Esla a su paso por Cifuentes de Rueda, en la  provincia de León. León. Turismo rural.

Un cariño que fluye

Hoy estuve pensando en ti…

Estuve pensando, escuchando, recordando y volviendo a pensar. Pensaba y sentía, sentía que el pueblo sigue siendo el pueblo, ¡qué alegría! no importa que pase el tiempo, porque el tiempo no pasa.

Caminando y escuchando, contemplando el rumor verde de los chopos alzarse junto al río, he vuelto a soñar, un poco, sólo un poco, pero sí, lo reconozco, un poco sí soñé. Hoy estuve viviendo la magia convertida en paisaje, y en sensaciones, en cotilleos y secretos a voces, porque ante tanto silencio, ante tanta quietud, no se habla entre susurros, se cuentan las cosas con todas las letras, uniendo los sonidos, formando las palabras, dando vida exterior, a lo que va cambiando con el discurrir de los días, pero que sigue ahí, de una manera o de otra, sigue ahí, en el fondo, escondido en lo secreto, en los recuerdos, en los cariños y las lágrimas que no llegaron a brotar.

Hoy estuve junto al brillante, junto al hermoso, junto al resplandeciente Esla, y pensé en momentos pasados, y descubrí que vivía una nueva realidad, entre comentarios y confesiones, ante la certeza absoluta de que lo que está bien hecho, siempre estará bien hecho. Estuve paseando junto a esa amiga que es familia, o esa familia que es amiga, en realidad, todo es lo mismo, porque, bien dijo alguien alguna vez: «los amigos son la familia que uno elige».

Hoy estuve recorriendo el sendero que lleva al molino, caminando por los recovecos de la memoria, entendiendo la historia de un amor del ayer con la luz del hoy, y descubrí…

Descubrí que hay cosas que no cambian, que lo más importante no se ve, se siente, que las lágrimas de San Lorenzo vuelven a caer cada agosto, antes de Nuestra Señora, como antes, como siempre, como cuando contemplábamos las ilusiones recorriendo el firmamento, como antes, como cuando me querías, Cifuentes, como ahora, como siempre, soñando juntos, el río, las estrellas, tú y yo…

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