Posts tagged Cifuentes de Rueda

Fertilizando

Gotas de lluvia sobre la hierba en Cifuentes de Rueda. Primavera. Turismo rural. León
Fertilizando los sueños

Escuchar el agua caer sobre los tejados y los campos, en una primavera verdosa y colorida por las flores que pueblan los árboles, y salpican las eras y los antiguos corrales.

Escuchar el agua caer al calor del hogar, mientras los sueños se entremezclan con los recuerdos, y el futuro y el pasado se abrazan en la casa de los ancestros, de la niñez y el abuelo, en la casa de las gallinas.

Escuchar el agua caer, y deslizarse por las hojas largas y finas que alfombran el suelo a los pies de los frutales, árboles cargados de flores blancas mientras los picos de las montañas, no muy lejos, aparecen pintados de blanco, por la nieve reciente que asomó en primavera porque, caprichosa, apenas quiso dejarse ver en invierno.

El silencio puebla la estancia, y desde aquí, se escucha la eternidad, en un presente que cada vez está más cerca de ese anhelado futuro, pero sin soltar de la mano al pasado que, aunque engañe con su nombre, siempre está presente, muy presente.

¡Cuántas batallas libradas! ¿verdad? Muchas. De las que se ven y de las que no se ven, pero se batallan en el interior, entre las paredes del cuerpo, entre la sensatez y la pasión, y no sé cómo se las arreglan, que siempre llegan a un acuerdo, siempre encuentran la manera de avenirse, porque desde la paz, siempre se gestionan mejor los desafíos que presenta la vida.

Llueve y hace frío, y la sonrisa se dibuja en la cara entre sensaciones de cariño y satisfacción, y vértigo, también vértigo.

Es una mezcla de ilusión y cosas bonitas, de responsabilidades y carcajadas dibujadas en el aire, de familia y tranquilidad, de buenos momentos que están por venir, que están dejando de gatear y ya dan sus primeros pasos, y de empezar a caminar… ¡pasan a correr y saltar! ¡y trepar por los árboles! Espera que llegue el verano y las flores se conviertan en guindas, ciruelas y peras; dejaremos las manzanas y las nueces para el otoño.

Primavera, ¡qué maravillosa eres! No dejas de impresionarme: entre temperaturas desplomadas y rayos de sol rasgando el cielo con su brillo incandescente, estás llena de contradicciones. Y mientras te decides entre el frío y el calor, dejas asomar las flores sin miedo a la helada, porque cuando el adobe resguarda la belleza de esos árboles, no hay helada que pueda con ellos.

Mi querida primavera en mi querido Cifuentes, en mi querida ribera del vibrante Esla, en mis amadas tierras de Rueda, con la huerta que alimenta caballos y la cocina de horno aguantando un invierno más.

Fortaleza que cobija la felicidad de quien siempre te encuentra aquí: en Mi mágico León.

Comments (2) »

Girasol

Mi mágico León: girasoles en Cifuentes de Rueda. León.
Al calor del amor

A campo abierto, donde las montañas dibujan los límites en el horizonte, a veces sopla en viento y se lleva los malos humos.

A campo abierto, donde los cultivos pueblan la tierra y aparecen el trigo y las pacas, también hay alfalfa y girasoles, llenando de colores brillantes el paisaje, llenándolo de vida y alegría.

Y en la cercanía, en vecindad con las casas de los pueblos, existe un universo que muchos no ven, un universo que perdieron de vista cuando la inocencia de su mirada de niño, de niña, se perdió en la maldad de las mentiras y las envidias.

Las tierras se revelan, y las abejas, que polinizan las primaveras y los veranos, construyen y endulzan los estampados coloridos que dan paso a las peras y las manzanas, a las guindas, cerezas y ciruelas.

Miel, ¡qué rica está! y qué listas son sus cocineras, que desde el cercano Valdealiso se escapan a Cifuentes en busca del rico néctar de los girasoles. Son selectas. Otras se decantan por el brezo, pero algunas, de exquisito paladar, seleccionan bien su cosecha y recolectan allá donde el azul limpio del cielo contrasta con el amarillo de las flores que pueblan la tierra.

Y entre idas y venidas por los caminos, siguen maravillando los girasoles, que ponen su mirada en lo bueno, obviando las habladurías malintencionadas y brillando en todo su esplendor. Porque la verdad solo tiene un camino y digan lo que digan, un girasol siempre será un girasol.

Al calor del amor, siempre lucirá el girasol.

Comments (1) »

En lo profundo

Mi mágico León: tierras de labor en Cifuentes de Rueda. León. Mi mágico León. Turismo rural.
Rincones diáfanos

En mí, estás en mí, en lo profundo de mi alma, en cada poro de mi piel, en mis pensamientos y mi cariño, ahí estás.

En mí estás, en la sonrisa que dibuja mi cara cuando miro una fotografía que plasma alguno de tus rincones, de esos rincones a plena luz que forman parte de ese paisaje tan vivo, tan lleno de vida, de intensidad e inmensidad…. envolviendo un pueblo tan pequeño y tan lleno de magia que, sin él, no habría Mi mágico León.

En mí, estás en mí, en mi pasado y en mi presente, estás en los perales y los nogales, en los guindos, el manzano y los ciruelos, allí estás, en esas nuevas amistades que aparecieron cuando no las esperaba y… ¡sorpresa! Gente maja, sin duda, gente que se brinda a echar una mano y… Da alegría: igual que hay gente mala, también hay gente buena, muy buena.

Despertar con el canto de los pajarillos, alborotando las ramas cargadas de flores de los frutales en primavera, persiguiéndose unos a otros en bailes al son de su propio cantar, mecidos por la brisa suave de la mañana, bañados por los primeros rayos de sol.

Despertar con el frescor de la mañana mitigando esa aspereza fría de la noche, que se resiste a abandonar el invierno, con la chaquetilla al salir al corral, que siempre será el corral, aunque ahora no haya gallinas acudiendo al son de «pitas, pitas…»

En mí, Cifuentes, estás en mí, y en mis paseos a la luz del atardecer, en mis reflexiones trascendentales y en el tiempo volando en el aroma de los momentos de sosiego y tranquilidad.

Estás en mí, querido amor, estáis en mí, queridos amores… en esas sensaciones tristes llenas de melancolía que gritan «¡Te echo de menos!», en el silencio de las lágrimas escondidas, que no salen, porque se han enamorado del cariño clavado en el alma, y prefieren que brillen otras lágrimas, las de la alegría de saberse bien, porque las tormentas nunca son eternas y, al final, siempre llega la calma.

Estás en mí, en esa intensidad tan intensa que brilla en la más oscura de las negritudes, en esa estima tan dulce que el paso del tiempo no borra, en las voces de niños y niñas recorriendo las calles, en el timbre de la voz de los míos, en las tierras de Rueda, en las aguas del Esla y el Curueño, en las huertas y los canales, en Cifuentes de Rueda y mi gente.

Estás en mí, estás allí, donde la magia confabula con la suerte y los imposibles, siempre, siempre, terminan siendo posibles.

¿Dónde? En el embrujo de mi mágico León, ahí estás.

Comments (2) »

Misiones secretas

Mi mágico León: paseando con Melquiades por la Vega de Cifuentes de Rueda. León. Turismo rural.
Patrullando los campos

Hoy te voy a hablar de un señor muy señor, de esos de vida sencilla y elegancia callada, de alma de pueblo y aspecto de señorito recorriendo la ciudad.

Hoy te voy a hablar de un lugar repleto de fuentes escondidas, de la Morata y el Caño, la Fragua y Peralinas, Cantarranas, la Cuba, Valcaliente, Fuente Moreno y hasta la fuente del tío Abercio, un lugar salpicado de regueros, rico en agua limpia, cristalina, salvaje y viva, muy viva, poblada de zapateros y truchas, porque el Esla no anda lejos.

Entre martillos y púas, conejos, pollos, calabazas, pimientos y tomates, pasa los días de verano regando su huerta y cuidando sus animales, esperando que llegue la nieta, y la hija, claro, pero la nieta, su nieta dulce y traviesa, la que madruga a la hora del Angelus cuando hay fiestas en tierras de Rueda y sale a patrullar las calles cuando la siesta hace acto de presencia.

Hoy te voy a hablar de endrinos y moras, de trillos y heminas, de historias de antaño, peras al vino y madreñas, vinos, mostos y tapas.

Hoy te voy a hablar de vacaciones en el pueblo, de recolocar emociones llenas de alegría y seriedad, sí, también seriedad cuando hace falta; hoy te voy a hablar de personas queridas y risas a cualquier hora, de perritas corriendo a recibirte cuando te ven entrar en casa, de comilonas cualquier día, y el día de la fiesta, por supuesto, el día de la fiesta también.

Y una tarde de viernes, cuando el cielo se viste de colores, vamos al rescate de las guadañas, a disfrutar de los chopos y el peral, los guindos y nogales, el manzano, la cocina de horno, la leña y el carro, el adobe y los recuerdos de mañanas haciendo colonias subidas sobre el montón de tozas, aguardando la lumbre del invierno, recuerdos de niños y no tan niños compartiendo en familia, cuando los abuelos estaban en su casa y se fraguaba Mi Mágico León entre las colmenas del abuelo y la torta que compraba abuela.

Una tarde de viernes, cumplimos la misión que nos aguardaba, secreta para quien no la sabía.

Y fuimos y volvimos por la Vega, charlando entre amigos, visitando las tierras, herencia maravillosa a la que aferrarse con el mayor de los orgullos. Tierras trabajadas a base de sudor y esfuerzo, de siestas bajo el carro y trozos de hogaza acompañados.

Hoy te voy a hablar del pueblo, de mi pueblo, hoy te voy a hablar de Cifuentes y su buena gente, porque de la mala, ni una letra.

Hoy te voy a hablar del cariño y la alegría de sentirse en casa, de acogidas amables y visitantes bienvenidas.

Y aunque no diga nada, lo digo todo, porque no hacen falta palabras, cuando los abrazos son sinceros y las miradas honestas.

Comments (9) »

Lenguaje del alma

Mi mágico León: puesta de sol en Cifuentes de Rueda. León
Más allá de la piel

Sensaciones que merodean en los sentimientos, en ese caudal de emociones que recorren los recovecos del alma y anidan en el pecho, en la boca del estómago, en los poros de la piel… Sensaciones difíciles de explicar.

Es como si… Como si estuvieras armando un puzzle en una habitación a oscuras y guiado por una voz que te mueve… que te mueve algo por dentro… y por fuera…

Es difícil de explicar y, a veces, hasta difícil de sentir porque… trasciende.

En la quietud más absoluta del silencio rodeando el cuerpo, de la tranquilidad inundando la mente, aparece la silueta cariñosa de la dama de la coma y la tilde, de las palabras bien pronunciadas y el coraje de llamar a cada cosa por su nombre, agarrando al miedo de la mano y enfrentando las dudas e incertidumbres.

Y así, cuando la oscuridad viste el mundo con la noche, cuando los latidos del corazón se aceleran y la soledad parece inundar ese alma buena y dulce, brillante y amable, cariñosa, elegante, sensible, inteligente y valiente… siempre, siempre… esa soledad se transforma en tormenta que da paso a la calma.

Es difícil de explicar… es… como esa sensación de estar perdido, cansado, agotado de poner la mejor de las sonrisas cuando por dentro solo quieres descansar y recuperar esa alegría, esa fuerza y esas ganas tan tuyas.

Es difícil de explicar, como esa conexión que aparece de la nada, que no entiendes pero sientes… así, así de difícil es de explicar.

Así es tener certezas intangibles, descubrir señales que el universo pone a la altura de tu mirada, justo ahí, enganchada en la corteza de un árbol, solo para ti.

El lenguaje… y si solo las palabras hablaran… Habla más el amor.

Amor… que te cuida, te acompaña y te guía, que te revuelve por dentro cuando algo no anda bien, que no se rinde y te riñe cuando te alejas de la senda de la felicidad.

Abuelita… abuela… es pronunciar esa palabra y sonreír… eres tan mía… soy tan tuya, tan tuyo… Nos entendemos, ¿verdad?

Bravura, inteligencia, ternura, valor, fuerza, perseverancia… Estás en mí. Te siento aquí.

Como al viento, como al sol… como a esa sensación de paz mientras el astro rey llena de magia el paisaje, pintando el mundo de colores… en Barcelona, en León, en Almería, en Madrid, en Ibiza

Es difícil de explicar, pero sé que estás aquí, en mí, en Cifuentes… en Mi Mágico León.

Comments (1) »

Prenda

La eterna magia del atardecer

Llevo días pensándote, escuchando tu voz suave y cariñosa al otro lado del teléfono, recordando tu cariño en forma de pequeños regalos, como ese anillo que adorna mi mano y que durante tanto tiempo ha acompañado mis andares por este mundo.

Llevo días sintiéndote, mi prenda, sabiendo que te voy a echar de menos siempre, y sin saber cómo escribirte, cómo trasladar tantas emociones a un trocito de papel que lees desde allí, porque siempre estás vigilante, preguntando por cada una de tus personas queridas, cuidando desde lejos, porque desde cerca no podías.

Se acerca Navidad y te tocó marchar, al encuentro del Niño Dios, que hoy vuelve a nacer en los corazones buenos, llenos de gracias, de mercedes que derramar sobre el mundo.

Te voy a echar de menos, como se extrañan las puestas de sol de verano, que bañan de colores el cielo y salpican de calidez los paisajes.

Te voy a echar de menos, preciosa, como se añoran los sueños no cumplidos y los recuerdos que no llegaron a fraguarse, porque siempre estabas en mis planes, y voy a echar de menos que lo sigas estando.

Te voy a llevar conmigo, ¿sabes? Como te llevo desde siempre, con tus palabras y caricias tatuadas en el alma, con las huellas de tus besos protectores en mis mejillas de niña, con los caprichos concedidos y esa sencillez maravillosa de la que haces gala.

Te voy a llevar conmigo como llevo a los amores de mi vida, grabados en el alma, en los más profundo de mi ser, en un lugar donde ni el tiempo ni el olvido pueden acceder, en un rincón donde solo tienen cabida las cosas bonitas, y sexys, muy sexys, pizpiretas, alegres, divertidas, placenteras…

Te voy a llevar conmigo de excursión, tita, ¿vienes? Yo sé que sí.

¡Ven! Que te voy a enseñar un mundo lleno de atardeceres eternos y amaneceres al canto de las golondrinas, de mañanas llenas de luz y corzos merodeando por la Cuesta, oyéndose desde el corral…

Te voy a llevar a mi lugar mágico, donde siempre estáis, donde el tiempo pasa suave, delicado, silencioso, respetando las siluetas de otros tiempos, donde las cosas siguen en el mismo lugar que se posaron, donde el cielo es azul intenso y la tierra verde brillante, donde el presente y el pasado se abrazan, donde las nubes son de algodón y las cerezas del color de la pasión.

Te voy a llevar a Cifuentes, tita, y cuando vuelva, volverás conmigo, porque allá donde vaya yo, también vienes tú: mágica, preciosa, eterna… como el amor, que cuando es sincero, no entiende de muertes ni olvidos, porque más allá del cuerpo, está el alma, y más allá del horizonte: Mi mágico León.

Mágica, preciosa, eterna… siempre tú.

Comments (5) »

Me apetece

Mi mágico León: atardecer de primavera en Cifuentes de Rueda. León.
Quererte

Hoy me apetece, me apetece escribir.

Así, como en un arrebato, como en esas ganas de salir corriendo y saltar para tocar las estrellas, aunque estén tan lejos que parezcan inalcanzables, pero me apetece…

Me apetece escribir mientras las lágrimas escapan de los ojos y siento esa frialdad erizando las partículas de mi piel, y esa tristeza suave que se encarama a mi sonrisa medio dibujada.

Hoy me apetece escribir, como apetece un chocolate caliente en el abrazo del frío del verano desaparecido, como llega diciembre trayendo el invierno, como se desvanecen las ilusiones al compás de los segundos…

Me apetece escribir, como apetecen las miradas a media luz y las sonrisas cómplices, los paseos a media tarde y la tranquilidad de sentirse en casa.

Me apetece escribir al calor de la chimenea, con la lumbre crepitando y llenando el corazón de paz, mientras la nieve cae fuera y adorna el paisaje pero sin herir el alma, sin dañar las ilusiones, sin congelar las emociones.

Me apetece escribir, y recorrer tus caminos, mi mágico Cifuentes, mi rinconcito bello del mundo, el lugar donde anidan mis sueños, donde viven mis fantasías, donde todo es posible y hasta las estrellas se alcanzan con la punta de los dedos.

Me apetece escribirte y pasearte desde aquí, porque siempre eres mi refugio, mi rincón mágico habitado por flores, árboles y sueños, repleto de pasado, presente y futuro.

Hoy me apetece quererte.

Comments (6) »

Al otro lado

Mi mágico León: atardece en Cifuentes de Rueda. León.
Travesuras mágicas

Escuchar una voz al otro lado del teléfono y sentir… sentir que hay cosas que no se ven, se sienten.

Acariciar una fotografía con la mirada y descubrir ese cariño enraizado en un amor atemporal y eterno, como las canciones que no pasan de moda, porque es el alma quien las canta…

Una mirada, un recuerdo, unas ganas de estrujarte enormes, de chincharte con mis cosas, con mis travesuras de niña pequeña por las que siempre sacas la cara, defendiendo lo indefendible… pero con tu escudo, no hay ataque que pueda alcanzarme.

Una mirada, un recuerdo, una isla… un rincón pequeño en el planeta y mi corazón en el aire, anhelando escuchar tus palabras diciendo mi nombre…

Más allá de la razón y el olvido, más allá de los relojes que marcan el paso del tiempo, allá, más allá, estás tú, mi hogar cariñoso, con la comida recién hecha y esas prisas por cuidarme que nunca se pasan.

Te echo de menos, ¿sabes? Con esa sensación extraña que inunda cada pedacito de mi ser, con ese sentimiento bonito que a ratos duele, porque tengo ganas de verte, y de achucharte, y de escucharte decir cualquier cosa, lo que sea, pero escuchar tu voz.

Te echo de menos y, cuando menos lo espero, aparecen señales en el aire, iluminando la oscuridad triste de tu niña pequeña, que se ha hecho grande, pero quiere seguir siendo tu niña.

Tu niña, quiero seguir siendo tu niña, esa niña divertida y traviesa que te llena de orgullo y paciencia, porque conmigo hay que ponerla a prueba, ¿verdad?

Quiero seguir siendo tu niña, e ir a la playa y cantarle a tu isla, cantarte a ti, para que escuches mi voz fundirse en el aire y traspasar las puertas a otras dimensiones…

Y así, a través de una rendija, sonriente y henchida de orgullo, estarás viendo a tu nieta, querida abuelita, porque cuando la magia inunda el paisaje, las fronteras se difuminan, y no importa si es León, Tenerife o la Gomera, solo importa la magia.

Magia… como la que inunda cada rincón del planeta cuando el astro rey dibuja sus atardeceres en tierras del mágico León.

Comments (2) »

¿Me acompañas?

Mi mágico León: atardecer en Cifuentes de Rueda. Septiembre. León.
Sueños en el aire

Verte aparecer en mi mente y descubrir una sonrisa dibujada en la cara, y esas ganas de volver a verte, de volver a sentirte, de notar el cosquilleo y las ganas de reír, de disfrutar de esas pequeñas cosas que marcan la diferencia, de estrellas adornando el firmamento y atardeceres eternos, de ese fresco que eriza la piel entre café y café, entre croissant y croissant, entre miradas entrecruzadas y recuerdos para el futuro anidando en cada segundo del presente…

Verte aparecer en mi pensamiento y sentir… ¿felicidad? Sí, eso es, y ganas de estar ahí, caminando tus senderos, recorriendo tus caminos, disfrutando la locura divertida de las noches al raso, de la música de fondo a cargo de los grillos, que afinan cada nota para dar forma a la magia hecha paisaje.

Ya te echo de menos, y no hace tanto que caminamos juntos, pero te echo de menos… Echo de menos sentir el frío fuera y el calor dentro, la lumbre arder en la chimenea y la casa llena de buenos momentos… Echo de menos las confidencias en voz alta, y las preguntas que no se hacen, aunque merodeen a flor de piel.

Sonrío, pensando en ti sonrío, escuchándote llegar, sonrío, viéndote aparecer, sonrío… ¡es tan fácil cuando se trata de ti!

Un proyecto a largo plazo, como la tienda de campaña esperándote mientras la casa se hace, por fascículos, ya sabes.

Así, poco a poco, mientras crepita la leña a fuego lento, mientras fuera arrecia el frío y el viento aúlla, hay un lugar donde no hay más que tú y yo, y nuestras cosas, pero tú y yo.

Mi querido y mágico León, mi amado y misterioso León, mi pequeño gran Cifuentes, con mi casita y mi huerta, con la cocina de horno y los árboles frutales, con esas ganas de dejarme caer sobre la hierba alta de mi tierra llena de flores, de cerezas adornando el verde de las hojas y de abrazos acariciando el alma.

Mi mágico rincón, el lugar donde mis sueños se hacen realidad…

Respira profundo… cierra los ojos… visualízalo

Alarga la mano…. y cuando quieras dar cuenta, encontrarás la mía agarrándote fuerte.

Vamos a cumplir sueños. ¿Me acompañas?

Comments (9) »

Pensando

Mi mágico León: huerta en Cifuentes de Rueda. León.

Coraje

No dejo de pensar en ti, no, no dejo.

No dejo de pensar en esos planes que ahora se han visto parados, que se mantienen a la espera de volver a ser reemprendidos.

No dejo de pensar en ti, y a veces me enfado, y otras me conformo, ¿y sabes qué? a veces, también a veces, siento esa fuerza en el estómago que me dice: -«¿Rabia? Rabia no, ¡coraje! Coraje es lo que hace falta para poner las cosas en su sitio, para aprovechar las circunstancias y no desistir, para no perder el foco en la meta a lograr.»-

Sin prisa pero sin pausa, ahí voy: sin prisa pero sin pausa, con las cosas claras y las ganas a todo gas, reemprendiendo proyectos que tenía aparcados, cosas de tiempo…

Y aquí, lejos, cerca, sin dejar de pensar en ti, grito a los cuatro vientos que el manzano sigue floreciendo, y el peral, y el guindo también, que voy a recoger el fruto, y no voy a permitir que nadie más vuelva a recogerlo por mí.

Aquí lejos, cerca, sigo pensando en ti, y ¿sabes qué? Esta vez va a ser diferente.

Empezar es lo que más cuesta. Yo ya hace tiempo que empecé: empecé a transformar sueños en proyectos, y proyectos en metas, y metas en objetivos, a corto y a largo plazo.

Hace tiempo que lo tengo claro, Cifuentes, y no voy a permitir que la primavera se me escape y, aunque sea en junio, seguirá siendo primavera.

Cifuentes de Rueda, León, no olvides, recuerda, siempre recuerda, que lo bueno se hace esperar.

Comments (3) »