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La bella desconocida

Mi mágico León: detalle del Palacio de los Quiñones en Riolago de Babia. León.

Desvelando misterios desde una rendija

Nada, no hay nada…  

Recorres los caminos que marcan la tierra y no ves más que campos, arroyos, montañas, ríos, valles… y no hay nada…  

No hay nada, algún animal quizá, puede que encuentres corzos, jabalíes, zorros, lobos, y, hasta, si me apuras, puede que tengas la suerte de encontrar un oso… pero no hay nada…  

¿Y qué es la nada? Es la ignorancia de no saber qué hay, y si no lo ves, entonces… ¿no hay nada?  

Las cosas más importantes no se perciben a primera vista, no se conocen con una sola mirada, y por eso, cuando conoces a alguien, descubres sus secretos, escuchas su voz, recuerdas sus palabras…  cuando eso sucede, te das cuenta que un sentimiento de cariño ha nacido en ti.  

Cántabros, vadinienses, orníacos y romanos,…  

Condes, señores, siervos, campesinos, pastores, herreros, agricultores, ganaderos,..  

Guerras, paces, acuerdos… y me pregunto cuándo y dónde… ¿dónde están?  

Los nombres esconden secretos: Cea Fontis, o si prefieres, Cifuentes, ¿qué significa? Agua… Cea es la partícula prerromana, Fontis el genitivo latino que define el lugar del agua; Palacios de la Valduerna, o tal vez Castillo del Valle del Ornia, donde se asentaron los orníacos y se construyó el gran palacio de los Bazán, más allá de lo que los más ancianos del lugar, son capaces de recordar…  

Los nombres esconden misterios, a veces ininteligibles, desde el vocabulario que manejamos, y se nos escapan Carande, Besande, Salio… y ni siquiera sospechamos que su nombre es de origen celta… que su toponimia remonta su nacimiento a la remota Vadinia…  

Vadinia, Lancia, calzada romana, castros, hórreos, pallozas, castillos, monasterios, ermitas, iglesias, Camino de Santiago, ruinas… todo tiene un porqué, todo tiene su razón, y si lo descubres, si miras con curiosidad por la rendija del presente, entenderás que te vas enamorando…  

Si observas el paisaje e intentas mirar con los ojos que ven algo, entenderás porqué esta tierra es tan serena y tan callada, porqué es tan misteriosa que esconde sus tesoros…  

Entenderás porqué la tierra leonesa, es la bella desconocida.

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Sobreviviendo a la marea

Carande al abrigo de las montañas en la provincia de León

La belleza inmensa de Carande y sus montañas

A veces vamos por el mundo divagando entre un asunto y otro, concretando en serios temas terrenales que nos llenan de preocupaciones y desaliento, y vemos la nieve y el frío como una penalidad, nos aburrimos de la monotonía y la costumbre, y sólo pensamos en lo que echamos de menos, en aquello que nos falta…

A veces nos olvidamos de que no sabemos nada y de que cada día cuenta y nos enseña algo nuevo, y aunque sólo haya sido a seguir viviendo, ya nos ha enseñado algo.

Y resulta que un día alguien te cuenta que existe  un pueblín que la marea que inundó su valle no ha podido inundar, y sigues escuchando sus palabras escritas y descubres que este pueblo tiene un compañero, un amigo fiel y verdadero, que también le acompaña a orillas de un mar que la naturaleza no inventó…

En la belleza inmensa de unas montañas plagadas de vestigios celtas escondidos, en la hermosura preciosa de unos bosques llenos de hayas y tejos, habitados por corzos y ciervos, se encuentra, uno de esos pequeños grandes pueblos que impregnan de vida humana unas montañas elegantes y juguetonas.

Con su hórreo y su tranquila vida montañesa, con sus días de labor y sus tardes de bolos, está Carande, pequeño, discreto, tranquilo y saludable, alejado del estrés y las prisas de la ciudad… y Carande, a pesar de la maravilla de su entorno, se aburriría si no tuviera con quien comentar la jugada, si no tuviera a quien contarle sus cosas, que si hoy nevó, que si Alejandro ha escrito algo más, que si es fin de semana y hoy vienen a vernos desde León… Carande se sentiría solo si no tuviera cerquita a Horcadas, a ese Horcadas que siempre ha estado ahí, como ese hermano con el que a veces te peleas, pero que sigue siendo hermano.

Y así, pasa el tiempo y Carande y Horcadas siguen construyendo su amistad entre sonrisas y lágrimas, mirando con ilusión el futuro, mas recordando con tristeza aquella amarga batalla que ganó el agua contra los hermanos de su valle…

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