Horno de ardientes recuerdos en el corazón de Lancia
El crepitar de una hoguera una noche a finales de otoño, cuando el calor luminoso del verano se siente ya lejos, y el frío del invierno empieza a asomar en el horizonte.
El ardiente fulgor de las llamas que hipnotizan la mirada y transportan a cualquier lugar del planeta… o de la historia…
Es el fuego.
Tic, tac, tic, tac… las agujas del reloj dan marcha atrás y te llevan a un mundo lejano, muy lejano.
Se escucha el murmullo ruidoso de una ciudad antigua en plena ebullición: hombres robustos de cabellos largos y mujeres ataviadas con vestidos coloridos, decorados con sustancias vegetales, que van arriba y abajo entretenidos en sus quehaceres.
El fuego que enciende la lumbre en cada fogata, ardía con el mismo fulgor hace dos milenios cuando, en las proximidades del río Esla, se asentaba un pueblo de régimen matriarcal, en el que el hombre dotaba a la esposa y las hijas heredaban.
Tic, tac, tic, tac…
Una chispa escapa del madero que arde en la hoguera y vuelves, en un abrir y cerrar de ojos, al presente, y miras el fuego de nuevo…
El mismo fuego sigue ardiendo con la misma intensidad desde que la vida es vida; el fuego que calienta el hogar, que cocina los alimentos, que derrite el hierro en la fragua,…
El fuego llenó de calor, hace mucho, el corazón de un pueblo luchador, que lejos de extinguirse del todo, dejó las brasas de su esencia tras la hoguera.
Porque donde hubo fuego siempre quedan cenizas: Lancia.
Mi mágico León Blog 
Patrichueck said,
septiembre 3, 2010 @ 2:55 pm
Mi agradecimiento a Ángeles García García por la labor fotográfica realizada con Lancia, labor de la que se deriva la fotografía que encabeza el relato.
Ángeles said,
septiembre 3, 2010 @ 3:07 pm
Me ha encantado, Patricia. Esperemos que, en un futuro no muy lejano, podamos ver algo más que las cenizas de Lancia.
Patrichueck said,
septiembre 4, 2010 @ 10:59 am
Cuenta con ello. Si seguimos poniéndole ganas, ¡Lancia vencerá a la extinción de su fuego!
Carmela said,
septiembre 3, 2010 @ 4:17 pm
Precioso!
Patrichueck said,
septiembre 4, 2010 @ 10:59 am
¡Preciosa es Lancia, Carmela!
En el próximo viaje a León hay que acercarse ¡a descubrirla!
BERNARDO BECARES said,
septiembre 3, 2010 @ 10:09 pm
Interesante relato, transmite entusiasmo y realismo tan bien redactado que da la sensacion que las gentes y los hechos que describes vayan aparecer de la nada ante nuestros ojos en cualquier momento.
Te felicito por esa imaginación sorprendente.
Patrichueck said,
septiembre 4, 2010 @ 11:14 am
Si visualizamos la vida de Lancia, comprenderemos mejor la importancia de conservarla.
sara said,
septiembre 4, 2010 @ 10:34 am
Ojalá Patri! ojalá que donde hubo fuego queden cenizas, para que resurjan…. y ese ánimo de lucha por lo justo, por lo nuestro, arda con más fuerza que nunca, tú desde tu blog estás haciendo una labor impresionante por la que te felicito y a la que estoy unida.
Abrazote decisivo
Patrichueck said,
septiembre 4, 2010 @ 10:56 am
Lancia nos necesita a todos.
No podemos dar marcha atrás y rescatar lo que fue destruido en el pasado, pero sí podemos conservar lo que el paso del tiempo nos ha regalado: un legado bimilenario que debemos guardar como oro en paño.
Éste es un momento decisivo, Sara.
http://sara-momentosdecisivos.blogspot.com/