Escondida sobre la colina

diciembre 12, 2009 · Archivado en Tierras de León · Tagged León, Rueda del Almirante, Tierras de León

Vista panorámica desde Rueda del Almirante

Allá arriba, sobre la colina, se alza la otrora Villa Rueda del Almirante, amable y silenciosa, cargada de la historia que impregna cada uno de sus muros y sus tierras.

Aquel pueblo sereno remonta sus orígenes a la Edad de Piedra, y sigue allí, como si siempre hubiera sido igual, como si nunca hubiera sido escenario de batallas entre astures y romanos, como si no hubiera sido una importante villa del antiguo Reino de León, como si no hubiera servido para afianzar la paz con la vieja Castilla, convirtiéndose en señorío de los almirantes de Castilla, y como si luego, no hubiera formado parte del ducado de Alba y… sigue ahí, adormecido y tranquilo, con la serenidad que dejaron sobre él las huellas de un pasado que sigue caminando en el presente.

Desde la llanura se observa Rueda como un suricata, vigilando la ribera que a sus pies desfila… y uno de tantos días, una tarde cualquiera, subí en bicicleta hasta ella, y al llegar, exhausta de tanto pedaleo en la ladera, fui a refrescarme al caño.

La tarde se adormecía y se alejaba suavemente con el discurrir del tiempo, y así, poco a poco, fui hasta el mirador y allí estaba la ribera y los pueblos amontonados uno junto a otro, a lo largo del río Esla, con las montañas al final, como si se tratase de un cuadro que alguien hubiera puesto allí para que yo lo contemplara.

El cielo se fue tiñendo de colores anaranjados y entonces supe que tenía que descender, pues dentro de muy poco empezaría a refrescar, y recorrí el camino que me había llevado hasta allí, y pasé por Casasola, la antigua Casa Sola, que nació como lugar de servicio a la fortaleza que se alzaba en la colina, y ya abajo, seguí hasta Cifuentes.

Una historia, un lugar, mil vidas, pueblos que lo habitaron y un señorío, el señorío de Rueda.