Cruzadas del tiempo

Mi mágico León: pantano de Riaño. Montaña oriental leonesa. León.

Misteriosa encrucijada

En algún lugar del infinito paraíso que dibujan las montañas, entre curvas y desfiladeros que se alzan imponentes en las alturas, está la historia de un caballero y su montura de sueños…

En algún lugar, a los pies de la montaña oriental, está el castillo en el que mora el más atento de los gentiles, dulce, amable, con un toque de locura que muy pocos entienden… como las montañas y sus riscos, sus escapados perfiles alcanzando fantasías, dibujando realidades, como aquel jabalí que se frota contra ese joven árbol despojándolo de su corteza, así, con esa majadería alegre y salvaje, recorre senderos no siempre descritos a través de los montes, encontrando el Hoyón, alcanzando la Dehesa de Corrales, dejándose salpicar por la traviesa frescura del barro que ha dejado atrás la nieve, corriendo para no ser alcanzado por uno de esos vacunos que tanto le gustan…

La montaña, sus pueblos y rincones, y esos parajes que nadie recuerda y, algunos disfrutan, con la serenidad tranquila de llenar el corazón, y la mente, de la pureza limpia de ese aire fresco que impregna de buenas sensaciones los momentos, y así, te los llevas a casa, envueltos en sonrisas y pensamientos,  guardaditos en los poros de la piel, en las suavidades del alma…

El tiempo y sus segundos, cuando esperas una respuesta que se hace eterna, mas es solo un segundo, dos tal vez, y sesenta conforman un minuto… el minuto en el que caen los copos de nieve que pintan de blanco el paisaje, que pintan de frío los miedos, y los congelan hasta reponer fuerzas, hasta reponer suspiros y recargar sonrisas, sonrisas preciosas, como las que tienes tú.

La montaña oriental… y dejamos atrás la maravilla del Esla y su preciosa ribera cargada de secretos a la luz de sus aguas, y llega Cistierna y su calzada romana, y nos adelanta una bicicleta, dos, tres… y desde el oeste llegan aromas a tradición minera, Sabero y sus vecinos…

Y aparece Crémenes con su primavera… y allá, más arriba… donde la perseverancia, donde el tesón puede más que el cansancio y el agobio de los días de confusión y vaivenes, allí, imponentes, orgullosos, con cierto toque señorial, aparecen Riaño y los picos de sus altivas montañas…

A veces, la vida es una montaña cuesta arriba, a pie, en bicicleta, pero cuesta arriba, y cuando parece que ya no puedes más, cuando crees que el cansancio podrá con la voluntad de tus piernas de acero, entonces, descubres un nuevo receso, un paisaje diferente al que esperabas, sorprendente, curioso, y entonces te dejas llevar y descubres, sabes, que todo tiene un porqué y que debajo de aquella marea cargada de lágrimas, todavía, para siempre, está la fuerza viva de un sentimiento que no se desvanece, aunque pasen mil almas por su paisaje, porque la esencia del corazón nace de uno mismo.

Mi querido, mi mágico León… ¡gracias por tanto hechizo!

3 respuestas so far »

  1. 1

    Patrichueck said,

    Pedro Riaño es el autor de esta maravilla de fotografía.

  2. 2

    jacinto juarez alvarez said,

    Precioso relato, demuestra la sensibilidad y el buen gusto del autor, gracias por estos momentos

  3. 3

    Carlos Diez said,

    Hola Patricia, yo tambien soy de Cistierna, yo tambien he vivido en Cifuentes, yo tambien soy hijo de los maestros Casiano y Esther q pasaron por Cifuentes…y en una madrugada de lunes, cuando el sueño se te escapa, he leido algunos de tus maravillosos relatos. Nunca nos prives de ellos…un abrazo. Carlos


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